Hoy, en el Foro Sol, se jugará el sexto juego entre los Vaqueros Laguna y los Diablos Rojos de México.
El domingo anterior estuve en el segundo juego, en el mismo diamante capitalino. Había poca porra lagunera: unos diez vaqueros desperdigados en el infierno. También estuve hace unas semanas en uno de los juegos entre los Vaqueros y los Saraperos, en el Estadio de la Revolución.
Pensé que alucinaba cuando advertí en el campo una nube de Vaqueritas chulas, un harem norteño con botas y falditas. Mas creí que alucinaba cuando advertí entre las musas del diamante la presencia de un pollo de casi dos metros...
Pensé que se trataba de una mutación producto de algún experimento clandestino en una de las muchas granjas avícolas de La Laguna. Entonces lo reconocí: se trataba de Rolando Bases, mejor conocido como "El Pollo Vaquero", la mascota del equipo. ¿Un pollo? ¿Qué los vaqueros no cuidan vacas?
La razón para que la mascota de los vaqueros sea un pollo es que el personaje es herencia de otras épocas, cuando eran los Algodoneros del Unión Laguna.
Tan tradicional en el Parque Revolución como los lonches de adobada, el pollo Rolando Bases ha sido, en las épocas difíciles del equipo, el que lleva sobre los hombros la responsabilidad de que la afición no se desmoralice. Para lograrlo debe ser capaz de improvisar: baila, corre, se burla de algunos, es cómplice de otros, camina por las líneas del diamante como si se tratara de una cuerda floja suspendida en un barranco.
Se habla, a nivel rumor, de que muchas personalidades coahuilenses han contribuido a formar el mito de Rolando Bases: que si un emporio avícola creó el personaje para elevar sus ventas. Que si los Chicos de Barrio le dedicaron la genial cumbia titulada El Baile del Gavilán. Que si tomó clases con Gerardo Moscoso (uno de los mejores directores de teatro del país). Incluso alguien me dijo que el célebre Marcel Marceau, a su paso por Torreón en noviembre de 2002, prefirió cenar con Rolando Bases que con el alcalde en turno.
Me extrañó por eso la pobreza de las rutinas de Rolando: se limitaba a imitar a las Vaqueritas y a simular que se propasaba con ellas, a saludar niños y a bailar al estilo Michael Jackson.
Hoy que los Vaqueros cabalgan la gloria de los playoffs, que exhiben un gran nivel de juego, que comienzan a ser vistos en otras latitudes del país y aún fuera de él, Rolando Bases también debe rescatar su condición de liderazgo.
Vicente_alfonso@yahoo.com.mx