"En lo profundo del invierno me di finalmente cuenta de que en mi interior se escondía un verano invencible."
Albert Camus
Yer fue el día más corto del año. El solsticio de invierno, el punto en que el Sol se aleja más del eje de la Tierra, se alcanzó a las 11:47 de la mañana hora de México.
Nos encontramos ya así en el invierno astronómico, aunque los fríos de los últimos días nos han recordado que el invierno meteorológico asentó sus reales en nuestro país hace varias semanas.
Muchos pueblos del mundo han festejado el solsticio: desde los romanos y los germanos de Europa hasta los aztecas en el continente Americano. La misma Navidad surge de estas celebraciones. Esto podría sorprender porque el día tan corto, si acaso, generaría depresión, mientras que el inicio del invierno, la parte más dura del año, difícilmente sería causa de celebración. Pero la fiesta ha tenido más que ver con la expectativa del futuro que con el solsticio en sí.
El día más corto del año es el inicio de un proceso gradual, pero ineludible de alargamiento de los días. Desde los tiempos antiguos se sabía que a partir de ese momento la luz empezaría a ganarle la batalla a la oscuridad hasta alcanzar en el solsticio de verano, entre el 21 y el 22 de junio, el día más largo del año.
Esto lo entendían los aztecas que festejaban, alrededor del solsticio de invierno, lo que a la larga habría de ser el triunfo de Huitzilopochtli, el Dios del Sol, sobre Tezcatlipoca, el Señor de las Tinieblas.
En este 2009 el solsticio de invierno nos ha llegado a los mexicanos en un momento en que la crisis económica parece haber alcanzado su mayor fuerza.
Después de un año en que la economía se ha contraído entre un 7 y un 8 por ciento, la mayor caída del Producto Interno Bruto de nuestro país desde 1932, cuesta trabajo pensar que pueda haber una recuperación. Pero hay indicios de que hemos llegado al solsticio de este invierno económico.
Si bien el Producto Interno Bruto de México fue 6.2 por ciento inferior en el tercer trimestre de este 2009 que en el mismo período del año anterior, mostró ya un ascenso anualizado y desestacionalizado de 2.93 por ciento frente al segundo trimestre de este 2009. La Tasa de Desempleo Abierto que en octubre de 2009 fue de 5.94 por ciento, bastante mayor que el 4.11 por ciento de octubre de 2008, es ya ligeramente inferior a la de septiembre de 2009, que fue de 6.19 por ciento.
Entre diciembre de 2008 y mayo de 2009 se perdieron 309,985 empleos asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social, pero entre mayo y noviembre se ganaron 324,065.
En noviembre de este 2009 seguía habiendo una pérdida neta de 313,056 empleos formales frente a noviembre de 2008, pero ya había una pequeña ganancia de 14,080 empleos frente al cierre de diciembre de 2008.
La gente, por supuesto, se vuelve escéptica en una recesión. Cuando las cosas van mal nadie cree que puedan mejorar en un futuro inmediato.
Esta actitud, en buena medida universal, se acentáa en México por la falta de confianza ante un Gobierno notoriamente ineficiente.
Sin embargo, la verdad -incómoda o no- es que seguramente veremos una recuperación económica en los próximos meses. El consenso es que tendremos un crecimiento de 3 por ciento en todo 2010. Este repunte no será producto de que el Gobierno y el Congreso hayan tomado las medidas adecuadas para mejorar la competitividad de nuestro país sino del aumento de la demanda en Estados Unidos por nuestros productos. Si realmente hubiéramos hecho las reformas de fondo que tanto han postergado nuestros políticos, la recuperación sería no sólo mayor sino sostenible a lo largo de un período más largo.
GASOLINA
Es verdad que el presidente Calderón rompió otra promesa al subir el precio de la gasolina antes que terminara 2009, pero es importante entender que mantener un precio demasiado bajo para la gasolina no sólo genera mayor consumo y daña la ecología sino que obliga a pagar un costoso subsidio que ayuda más a los más ricos.
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