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El terco, el enojado y los de siempre

GENARO LOZANO

NUEVA YORK.- México está devaluado hacia fuera y hacia adentro, con pocos signos que indiquen que ello cambiará en el futuro cercano.

La información noticiosa que sobre México se destaca en las capitales europeas, norteamericanas y asiáticas es casi siempre la que no nos gusta escuchar, pero con la que hemos aprendido a vivir y a tolerar como si fuera la norma, lo obligado, el pan nuestro de cada día.

El número de muertos por la violencia desatada por la "guerra justa" del presidente Calderón, la acumulación de una mujer muerta o desaparecida más en Ciudad Juárez, las crecientes cifras de secuestros en la capital gobernada por Marcelo Ebrard, el número de gente que se sumará a la pobreza en 2010 o el impulso que el PRI, con todo y las disculpas de Beatriz Paredes, le ha dado a criminalizar a las mujeres que desean decidir sobre su propio cuerpo.

Para ver la devaluación hacia el interior del país sólo basta con que cada un@ de nosotr@s nos respondamos algunas de las siguientes preguntas. ¿Conoces a alguien cercano a quien recientemente le hayan clonado su tarjeta de crédito? ¿Sabes de alguien que haya perdido su trabajo este semestre? ¿Qué tanto confías en las autoridades de tu localidad? ¿Te sientes representado por tu diputado o diputada? ¿Sabes quién es tu senador o senadora? ¿Confías en los dirigentes de los partidos políticos? ¿Le crees a los medios de comunicación? ¿Sigues confiando en los líderes religiosos? ¿Hay algún personaje político que te inspire en este momento? ¿Tienes idea de por quién vas a votar en 2012? ¿Vas a votar?

México parece caminar hacia la celebración del Bicentenario con la cabeza echada hacia atrás. Con poca o nula confianza en la clase política que nos gobierna, con Felipe Calderón que llama a la unidad de los mexican@s en torno al enemigo interno del narcotráfico, a la amenaza "para nuestros niñ@s", pidiéndole a la gente paciencia, que las guerras no se ganan fácilmente y menos cuando "el cáncer está tan enraizado", usando la política del miedo con la que George W. Bush gobernó durante ocho años en Estados Unidos.

Calderón parece un presidente sordo o terco. Un hombre que insiste en que su política económica ha funcionado, pese a que México tenga hoy más pobres y más desempleados que cuando él asumió la Presidencia. Un presidente que parece estar tan convencido de que todo va tan bien que decide poner a otro de sus amigos inexperimentados, que fracasó en la dirección del desarrollo social de México, como titular de la Secretaría de Hacienda.

México también camina de la mano de Andrés Manuel López Obrador, un hombre que ha forjado un enorme grupo de seguidores capitalizando el descontento de la gente, el enojo, el "hubiera" -estaríamos mejor con López Obrador, dice su spot- y dictando el destino de la izquierda institucionalizada en los partidos políticos.

AMLO critica el presente, parece apostarle al fracaso de Calderón, a un 2012 con más pobres, con más violencia, con menos justicia social. AMLO ya no es el hombre que difundía el mensaje de la esperanza, con el que tal vez haya ganado la pPresidencia en 2006, ni el hombre que encabezaba el futuro de la izquierda mexicana. A tres años y medio de la incierta elección presidencial de 2006, AMLO sigue siendo el hombre enojado "al que la mafia le robó la Presidencia" y el hombre al que tod@s los integrantes de la izquierda institucionalizada parecen temer.

Y mientras, los priistas vuelven a ser los priistas de siempre. Los que aguardan, calculan, intercambian apoyos con el clero en lo oscurito a cambio de gobernar autoritariamente sobre el cuerpo de las mujeres, hacen alianzas y trueques con el PAN para que no se les investigue el dinero de Arturo Montiel, o las denuncias de abusos a menores de Mario Marín o la represión de Ulises Ruiz.

Los priistas, los mismos de siempre que también sueltan dinero a las televisoras y a muchos medios más para que se reporten los "logros" de sus gobernadores y en especial de Enrique Peña Nieto y para que se escriban historias de la vida de éste con la actriz que ya se ve en el papel de primera dama.

Y mientras México camina de la mano del terco, del enojado y de los de siempre, una ciudadanía joven, mayoritariamente de clase media, que se organiza en las ciudades principalmente y con un nivel educativo por lo menos medio superior dice ya basta a los presupuestos de los partidos, ya basta a la nula rendición de cuentas, ya basta a más impuestos sin representación. En estos grupos se están creando liderazgos del futuro y tal vez en alguno de ellos esté el Obama, la Bachelet, el Zapatero, la Hillary o el Lula que México necesita.

Politólogo e Internacionalista

Www.twitter.com/genarolozano

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