A una semana de las elecciones vemos que no hubo sorpresas. Desde antes del 5 de julio, todas las encuestas coincidían que el PRI se llevaría prácticamente todos los distritos, las alcaldías y gubernaturas, excepto Sonora, lo cual era previsible dados los eventos de la guardería ABC y la actitud arrogante del gobernador Bours.
La verdadera sorpresa fue para el PAN. En el PAN se pensó, que llevaban una carrera ascendente, y que simplemente por prometer un cambio, ganarían sin mucho esfuerzo aun sin hacer campaña. Ahora las cosas han cambiado. Quedó claro que las campañas negativas no conducen al éxito electoral y que la ciudadanía ya no cree lo que le dicen. Lo que la gente quiere es paz, seguridad y trabajo. Ahora, las tres cosas las ha perdido. Ante ello, la arrogancia de Germán Martínez, era un insulto y lo que son las cosas, en el período de Bravo Mena, al perder en ese entonces el PAN siendo él su presidente, sacó a colación que los generales romanos al perder una batalla se suicidaban, ¡qué fácil es opinar!
Ahora el presidente tendrá que establecer un diálogo permanente con el PRI, si quiere, ya no digamos sacar sus proyectos, sino simplemente gobernar. La conversación se perfila difícil. ¿Cómo sentarse a hablar con alguien al que durante tres meses fue bombardeado con una campaña negra? Hay tres cosas que no se pueden devolver, la flecha lanzada, la oportunidad perdida y la palabra dicha; en este caso el costo será enorme, ya que fue un hecho público que la campaña olía más a reelección que a elección, el Presidente se jugó el todo por el todo y perdió. En el proceso se vio más político que estadista, más panista que una milanesa. Desgraciadamente también perdemos los mexicanos, tenemos un Primer Mandatario, que se le olvidó el daño que se le hace a un país con una elección de Estado. Si se pierde queda muy debilitado y si gana se convierte en un dictador.
Pero no todo está perdido. Al mismo tiempo, y dentro de la debacle, a Felipe Calderón se le presenta una gran oportunidad de proyectarse como un gobernante capaz. Es en la adversidad donde se demuestran las habilidades e inteligencia de los seres humanos. La adversidad forja los carácteres de los líderes del mundo, nunca la bonanza. Aquellos que decían, "ayudemos al Presidente", ahora ayúdenlo a él, al país y de pasada a ellos mismos, entendiendo que la elección ya pasó. Ganaron los que tuvieron más votos y punto. Tomemos como referencia a López Obrador y al PRD. No hace ni tres años que obtuvieron una votación récord, por media nariz casi ganan la Presidencia y tanto Ortega, entreguista, como López Obrador, obstinado, prácticamente dejaron a su partido fuera de la contienda, exceptuando por el D. F.
Un fenómeno a destacar en esta elección fue el del voto nulo. El voto nulo en el D.F. creció un cuatrocientos por ciento, llegando a casi once por ciento de la votación total. A nivel nacional, llegó a casi el seis por ciento, muy por encima del 1.5 por ciento que normalmente se obtiene de votos anulados. Si el movimiento del voto nulo se hubiese constituido como partido político, hubiera ganado sobrado su registro. Hay que tomar en cuenta, que en esta elección hubo partidos que perderán su registro, como probablemente lo haga el PSD, pero otros que quizá aprovechen la oportunidad. El movimiento por el voto nulo abre la oportunidad a que se registre un nuevo partido para que la ciudadanía pueda tener otra opción. Además, puede quizá generar mayor tracción hacia la autorización de las candidaturas independientes; de ese tamaño es el desencanto, y más vale que le presten atención a este hecho, ya que las elecciones, los partidos y el IFE, nos cuestan miles de millones de pesos.
Si el voto nulo creció de esa forma tan auténtica y libre, quiere decir que también se puede dar una fuerza que crezca en base al enorme fastidio e indignación que representan las campañas y los valiosos recursos dilapidados sin ton ni son, todo para lograr un Gobierno incompetente, un Gabinete para llorar, un Presidente al que nadie puede contradecir, una guerra que no parece acabarse (y que por el contrario parece acabar con nosotros), y escasos planes y visión en torno a una multitud de temas: petróleo, educación, finanzas, etc.; esta elección demostró una cualidad puramente democrática: la ciudadanía emitió su castigo a la actual Administración, y como dice la canción de José Alfredo, "nomás te había tocado a ti las de ganar".