Los mexicanos estamos a treinta días de asistir a una nueva cita con la democracia. "Demos
Sabemos que por angas o por mangas nos fue negada la facultad, el derecho y el deber de elegir libremente a nuestros gobernantes; aunque pudimos ejercerlo virtualmente a partir de la Constitución Política de 1857, los eventos electorales devinieron en solamente un efectismo, apariencia, imaginación.
Siempre tuvo, cada Gobierno, una pueril justificación para ofrecer una democracia huérfana de libertad. Primero fue la fuerza de las armas, después los fictos procesos electorales con candidaturas de paja, más tarde hubimos comicios refinados con fraudes electorales y por mucho tiempo prevaleció la abstinencia, una simple negación de elegir ante la imposición de un Gobierno impopular. Es mucha la tentación de remontarnos a los hechos históricos, porque éstos resultan ser una película ya muy vista. Las elecciones servían en los siglo XIX y XX para dar pábulo a la imaginación del pueblo y a la ironía desatada de los comentaristas y caricaturistas políticos contra las diversas versiones de un partido oficialista. Si bien el Partido Revolucionario Institucional estuvo durante más de 70 años en el poder, el doble de los que duró Porfirio Díaz, no se puede negar que el desarrollo social, económico y político del país se debió en gran parte a quienes nos gobernaron por aquellos años.
Alfabetización, educación en todos los niveles, comunicaciones en todas las tecnologías, electrificación a lo largo y ancho del país, cultura en todas sus manifestaciones, creación de universidades públicas en todas las ciudades importantes del país, integración nacional por medio de vialidades interestatales, modernización de los servicios públicos en las ciudades, establecimiento de un sistema nacional de salud pública, la creación del IMSS y del ISSSTE y el más largo etcétera que usted pueda imaginar.
Todo, o casi todo, lo que hoy disfrutamos los mexicanos se debe a la iniciativa del Partido Revolucionario Institucional. ¿Que también se debe a este organismo el atraso político de la República? Quizá, si centramos nuestra atención en los procedimientos democráticos de un México que ahora sólo existe en las manidas críticas de los partidos de extrema derecha y de extrema izquierda, estos que hoy nos convocan a toda hora a la defenestración electoral del PRI, amparados precisamente en las instituciones que bien parió este partido.
Cuán cierto es que históricamente el PRI sirvió para mantener el control político en las manos de los presidentes de la nación que gobernaron de 1929 a 1999, Verdad de peso es que estos señores no fueron personalidades impolutas, pero
Iremos a votar, sin duda, el domingo 5 de julio, por la integración de una Cámara de Diputados con tantos protagonistas que asusta pensar el costo que tendrá su funcionamiento. Ya lo hemos visto y lo hemos sentido: el presupuesto nacional se escurre entre las manos de los partidos políticos, de sus diputados, de las empresas electrónicas de comunicación social, de cierto periodismo beligerante y venal, etc. Y no hay presupuesto para lo importante: la educación, la salud popular, el rescate de los grupos miserables que sufren pobreza, hambre y abandono.
¿Por qué no votar a favor de un congreso humanista? Hay candidatos que lo entienden, pero otros hacen como que la Virgen María les habla desde el cielo. Vamos a fijarnos en los que nos lata que podrán ser dínamos activos de un nuevo concepto de sociedad, más justa, menos trivial, más responsable
Votar es un deber y es un derecho. Preparémonos a hacerlo en conciencia. Coahuila todavía tiene mucho que dar al país como entidad orientadora y paradigmática.