Cuenta la historia que don Manuel González, quien naciera en el rancho "El Moquete", en Matamoros, Tamaulipas, que primero fue figura de las fuerzas conservadoras, pero en la Intervención Francesa peleó en el Ejército de Oriente bajo las órdenes de don Porfirio Díaz; el mismo que fuera gobernador de Michoacán, en 1877; secretario de Guerra y Marina, en 1879; presidente de la república, de 1880 a 1884, y gobernador de Guanajuato, cierto día platicaba en su oficina de Palacio Nacional con don Porfirio Díaz -secretario de Fomento de su Gabinete-, cuando entre la amena charla éste le comentó:
--Mire compadre, ¡yo ya no quiero ser presidente de la república!
Don Manuel, con la agudeza y picardía de vida que le caracterizaban, inmediatamente se soltó abriendo cajón por cajón de su escritorio, ante tal situación, e intrigado, don Porfirio le pregunta:
--¿Pues qué anda haciendo, compadre?
--¡Ando buscando un 'endejo que se lo crea! Creo que guardadas las debidas proporciones, lo mismo le sucede a este viejo Filósofo, ando en busca de un 'endejo que se crea eso de que se cumplirá "al pie de la letra" el acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral, mediante el cual se fijó en 812 mil 860 pesos el tope de campaña para cada uno de los más de 1,600 aspirantes a diputados federales en los 300 distritos electorales.
El gasto de la campaña asignado por el IFE a los partidos a partir de la fórmula establecida en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, avalada por el Poder Legislativo, será de 227.8 millones para el PAN; 159.3 millones para el PRI; 136.9 millones para el PRD; 68.5 millones para el PVEM; 64.9 millones para el PT; 61.4 millones para Convergencia; 57.5 millones para Nueva Alianza y 42.8 millones para el PSD.
A los anteriores recursos habrá que agregar los 9 mil 150.1 millones de pesos aprobados para gastos de operación del órgano electoral y los gastos de las elecciones locales concurrentes; independientemente de los recursos que, al margen del tope de "fiscalización", cada candidato y su comité de financiamiento de campaña eroguen en el periplo electoral que se avecina. En una época en que nuestra economía está en grave crisis, cuando la pobreza extrema sobrepasa a 18% de nuestra población; en la que casi la mitad de los mexicanos vive al día, sumándose millones de desempleados y analfabetas y más de un millón de niños de entre 5 y 13 años de edad quienes tienen que trabajar para ayudar en la economía familiar, vale la pena reflexionar sobre el exceso de recursos aplicados a las campañas políticas de la nación.
Debemos ir más allá de la perspectiva de un sexenio, con una visión de largo plazo en el bienestar social, desplegando los recursos que nuestros políticos dilapidan en campañas, que no sirven más que pa' pasear la ignorancia; debemos meditar en que como nación requerimos construir una opción viable en materia social para combatir la pobreza y la marginación, labor prioritaria no sólo económica y política, sino ética, de una nación que tiene una deuda pendiente con los que menos tienen.
Resulta que el Filósofo fue a la Ciudad de México, se encontraba en la peluquería, en el mismo instante en el que se terminaba de rasurar un candidato, a quien el peluquero dijo:
--¿Desea usted que le ponga loción?
--¡No! -respondió éste inmediatamente, a la vez que miraba de reojo al Filósofo-, no vaya a ser que mi mujer diga que huelo a congal.
Apenas el peluquero invitaba al Filósofo a que se sentara cuando éste le dice:
--A mí, después de rasurarme, sí me pone loción, ¡mi vieja no sabe a qué huelen los congales!