Planes de exportar. Ricardo Redondo (derecha) tiene planes de llevar su producto a Europa y Asia. También, buscará posicionar la marca en el país y ampliar la gama de alimentos bajo la misma línea.
MÉXICO, DF.- La inversión inicial para crear su negocio fue de sólo una estufa y una mesa fiada. Un año y medio después, Ricardo Redondo López, propietario de Chilipines, buscará llevar su producto a Europa, Estados Unidos y Asia, principalmente.
La firma a su cargo produce y comercializa salsas gourmet, que a la fecha reporta un crecimiento constante en ventas y en la demanda del producto.
El chile que utiliza para salsas también es conocido como chilpepín, diente de perro o mira pal'cielo, entre otros nombres; es silvestre, lo trae de la sierra Huasteca, pues es orgánico y está en proceso de certificación.
"Somos cuatro personas en producción, generamos 40 litros diarios de salsa, a la semana 200 litros, y esto equivale a mil frascos", señaló.
Para elaborar este producto, se compran 500 kilos de chile fresco al mes, lo que implica un gasto de 20 mil pesos.
Ello, además de la inversión en la materia prima como aceite de soya, ajo y especias, chapulín de temporada, gusano de maguey y fruta.
Juan Alonso Oliva Díaz, ingeniero bioquímico encargado de calidad y desarrollo del producto, explicó que se manejan las normas obligatorias para darle mayor movimiento a las salsas, además de estandarizar el proceso en cuanto a picor, acidez, PH y sólidos, por ejemplo.
Al ser su producto base la salsa, se elaboran también aderezos, condimentos y hasta el aceite se vende, en nada se pierde, pero a la vez los alimentos se actualizan con estudios de la facultad de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en relación al chapulín, que tiene una cantidad enorme de proteínas que combate la anemia.
"Se hacen pruebas midiendo volúmenes y cantidades; incluso, se elaboran estudios de mercado para determinar si el sabor es el adecuado que acepta el público; después se hace una venta a nivel piloto y si es favorable, se empieza con la escala a un nivel industrial", mencionó.
Insistió que la intención de la marca es lograr que se convierta en embajadora del chile y enaltecer la gastronomía nacional con este producto.
México es el quinto productor global de chile, después de China e India, sin embargo, en los últimos años se observa una disminución en sus niveles de producción.
Este egresado del Instituto Politécnico Nacional aseguró que su producto es exportable.
Después de acudir a diversas exposiciones en Japón, Argentina, España y Estados Unidos, se observa una buena aceptación de la gente. Su única limitante es el volumen de producción.
"No podemos abrirnos a esos mercados porque se requeriría producir más", aseguró Oliva Díaz.
Por el momento se abarca el territorio nacional, principalmente el Distrito Federal, Querétaro, Puebla, Veracruz, Guadalajara, Guerrero, Michoacán, Mérida y Quintana Roo.
No obstante, tras cumplir con muchas pruebas y requerimientos, en un año Chilipines estará listo para llegar a Estados Unidos y España.
Además, el empresario tiene un cliente en Asia interesado en las salsas dulces con frutas exóticas.
Recordó que la intención del negocio es crecer y elaborar 200 litros diarios.
"Trabajamos a una capacidad de 20%, somos una empresa pequeña, tenemos año y medio en el mercado y buscamos apoyos federales para aumentar la producción y con ello atender a todos los estados, restaurantes, tener más tiendas", refirió. Y reconoció que por el momento, no le interesa comercializar su producto en supermercados, porque éste se deja a consignación o hay que esperar a que se venda.
"Lo que buscamos es dinero fresco para crecer con rapidez, vender a tiendas especializadas gourmet, naturistas u orgánicas", expuso.
Redondo López recalcó que los recursos siempre son un problema.
Proceso de elaboración
Este chile se esparce en la sierra a través de los pájaros. Su semilla es muy pequeña y tienen una membrana que se llama lactina, la que evita que germine.
Después de que el ave comió el fruto, al defecarla avienta la semilla limpia, lo que facilita su recolección. La semilla se encuentra en los patios, las azoteas sin que la gente la siembre.
En sus inicios, Ricardo Redondo López vendía cajetas, ates y mermeladas, pero cuando encontró este producto se dio cuenta que se comercializaba muy bien. En todas las casas se consumía y se dio a la tarea de buscar uno que no fuera conocido en el Distrito Federal.
"En la capital del país esta variante no se comercializa mucho; sólo el seco que se traía de Veracruz, lo recolectamos de la sierra Huasteca y Tamaulipas, entidades donde trabajamos con las comunidades indígenas", refirió.
Al realizar su investigación de mercado, supo que había encontrado un nicho de mercado rentable. Ahora factura más de 30 mil pesos mensuales en promedio. Después, lo envasó en vinagre y cuando se empezaba a poner rojizo, lo hizo salsa para evitar merma; el que no hacía en escabeche terminaba en salsa gourmet.
Como parte de la evolución del proceso, pensó en mezclar sus salsas con los sabores mexicanos como el gusano de maguey, chapulín, xoconostle, charal, tamarindo, cacahuate.
Y ahí, vio gran potencial de venta en los frutales donde el picante interactúa con la dulzura de la piña, mango, naranja y tamarindo.
"En una encuesta descubrimos que al mexicano le gusta mucho lo picante-dulce, por eso desarrollamos estos productos con pedazos de frutas y pueden durar todo un año sin necesidad de refrigeración", concluyó el emprendedor Redondo López.
Claves de éxito
Algunos consejos:
⇒ Reinvertir las ganancias y mantener programas de investigación permanentes para mejorar la oferta.
⇒ No escatimar en productos de calidad.
⇒ Adquirir la semilla de las comunidades indígenas, y así, generar más fuentes de empleo.
⇒ Conocer los gustos gastronómicos de la gente.
⇒ Explotar los alimentos prehispánicos y reconvertirlos a gourmet.
⇒ Vender a precios accesibles y reducir el margen de ganancia.
⇒ Producen 40 litros diarios de salsa, a la semana 200 litros, y esto equivale a mil frascos.