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EMPRESA

Alberto Barranco

Siempre sí

De acuerdo a las versiones procedentes de Estados Unidos en relación al reciente encuentro entre el presidente Felipe Calderón y su homólogo, ya, de los Estados Unidos, Barack Obama, México dobló las manos en la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La expectativa de los consejeros del Ejecutivo mexicano era que el tema lo había relegado la migraña que representa el colapso económico del país del norte, a la par de la brutal ofensiva israelí en la franja de Gaza.

De hecho, las tarjetas recordaban que tras su mención inicial, el ex candidato demócrata no había tocado el tema en campaña. Ya se le olvidó, pues.

Lo cierto, al margen de la expresión de simpatía pública del Presidente de México hacia el que fuera candidato opositor, en tácita condena al reclamo de Obama, es que la coyuntura pareciera inmejorable para revitalizar un escenario que ha incumplido las expectativas planteadas a su apertura hace 15 años.

Ni se ha frenado el flujo migratorio, ni se han cumplido las exigencias de justicia laboral, ni se ha avanzado hacia la integración regional, ni se han disuelto las asimetrías con Estados Unidos y Canadá.

¿Se acuerda usted cuando se hablaba de la exigencia de contenido regional, es decir componentes de los tres países en concierto, para los contratos públicos otorgados a empresas de terceros países?

Lo dramático del asunto, además, es que ni siquiera el saldo es favorable a la causa en el terreno mercantil. Dicho con todas las letras, falló la meta de un proceso de producción transfronteriza.

Día a día México adquiere menos insumos de Estados Unidos para otorgarles valor agregado.

Más aún, la principal herramienta del proceso, el esquema de maquila, no fue debidamente aprovechado por México por falta de ideas y programas adecuados, lo que provocó el desplazamiento de la producción hacia países asiáticos o centroamericanos.

De hecho, el valor agregado de las economías de México y Estados Unidos es cada día menor, lo que se constata en la evaluación de su Producto Interno Bruto. Si en el año 2000 el país del norte participaba en el 31.7 por ciento del PIB mundial, en el 2007 bajó hasta el 25.45.

Ahora que el caso de México, es más dramático, al reducirse su participación en el mismo lapso de 1.80 a 1.64.

Desde otro ángulo, la participación de Estados Unidos en la exportación mundial se redujo en los siete años de 12.24 a 8.37 por ciento, en tanto la de México cayó de 2.4 a 1.96.

Peor aún, nuestro país descendió del escalón número nueve en la economía mundial al 15, en tanto como potencia exportadora descendimos del 12 al 15.

El acelerador, pues, se metió al fondo con la reversa puesta, en un escenario de incongruencia total en la política de comercio exterior.

Ahora que del otro lado de la moneda tampoco las cifras son alentadoras. Si en 1993, a un año de la entrada en vigor del acuerdo mercantil, México participaba con el 6.87 por ciento de las importaciones totales de Estados Unidos, en el 2007 apenas habíamos crecido al 10.73… por más que en el 2002 habíamos llegado al 11.52.

En el caso concreto de los productos agrícolas, si hace 15 años la participación era del 0.47 por ciento, el año anterior se había llegado sólo al 0.58.

En contraste, si en 1993 el país vecino nos compraba el 6.74 del total de importaciones de petróleo, en el 2007 se llegó al 7.99.

Vendimos, pues, una vez más, materias primas.

Del otro lado, el país aumentó sus exportaciones hacia naciones con menos antigüedad en el ámbito de acuerdos de libre comercio.

Si en 1997 la facturación del país vecino era de 93.1 mil millones de dólares, ésta creció una década después a 223.4.

Sin embargo, en paralelo, la del resto de las naciones creció de 110.4 a 272 mil millones.

Se diría que, en el callejón, se revitaliza el acuerdo mercantil hacia planos de segunda y tercera generación, o se le condena a la mediocridad.

La coyuntura está en la mesa.

Balance general

De acuerdo al listado anual que realiza The Heritage Foundation en relación con la libertad económica de los países, es decir la posibilidad de libre acción de los particulares, México se ubica en el escalón número 49 de un recuento de 170 países, con una calificación de 65.8.

El primer lugar lo tiene Hong Kong, con 90.

Lo interesante del asunto es que el país avanzó cuatro posiciones a partir de 1995, pese a la cual se ubica apenas en el sitio número nueve de 30 países latinoamericanos, superado en la escala global por Estados Unidos, Chile, Estonia, Japón, Alemania, España y El Salvador.

Ahora que naciones como China, Japón, Francia, Taiwán y Rusia redujeron sus lugares en el mismo lapso.

Entre los parámetros que contribuyen al estudio “Oportunidad Económica y Prosperidad”, están la libertad en los negocios, la comercial, la fiscal, el tamaño del gobierno, la inversión, el sistema financiero y la corrupción.

Como cangrejos

De acuerdo a los analistas internacionales, la publicación del reglamento interno de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en que se relega al papel de simple consultora a la Comisión Federal de Telecomunicaciones, representa un grave retroceso en relación con la tendencia mundial.

De hecho, en 22 de los 29 países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) existe un órgano regulador separado y con autonomía de la cabeza de sector y otras entidades del gobierno.

Las concesiones, a diferencia del nuevo esquema en México, las otorgan los órganos reguladores en naciones como Brasil, el Reino Unido, España y Estados Unidos.

Más allá, en América Latina hay siete países donde el órgano regulador es independiente, es decir no está sujeto a un superior jerárquico.

Estamos hablando de Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

Crece Protego

Quien concluyó exitosamente su tercera y última ronda de capitalización fue el segundo fondo de Protego, el banco de inversión que encabeza Pedro Aspe Armella, conocido como Evercom México Capital Partners.

El oxígeno fue de 125.6 millones de dólares.

La apuesta es invertir entre 10 y 30 millones en compañías nacionales que representen oportunidad de crecimiento, pese al escenario de crisis.

La liquidez, pues, marca el handicap.

En sus 12 años de existencia Protego ha cobijado 180 acciones de banca de inversión y colocaciones de capital privado, ya en proyectos de energía como fusiones y adquisiciones.

albertobach@yahoo.com.mx

barrancoalberto@prodigy.net.mx

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