Aplaudidas hasta sangrar las manos por el pleno de la cúpula empresarial las medidas gubernamentales para atenuar los efectos de la crisis económica global, bajo el agua la crítica es demoledora
Al margen, pues, de los desplegados de apoyo y de las palmaditas en la espalda a los funcionarios públicos, en las salas de juntas los rayos y centellas amagan tempestad.
El eje de la ira, la manzana de la discordia, apunta a que el gobierno está colocando migajas en la mesa, sin atreverse a una acción coherente y coordinada. De entrada, aunque se está apuntando hacia un déficit fiscal para este año equivalente a 1.8 por ciento del Producto Interno Bruto, el “estímulo” a la economía será sólo de 0.7.
Desglosado el aporte de subsidios fiscales, por más que la palabrita suena a sacrilegio en la era neoliberal, a favor de la infraestructura sería del equivalente a 0.4% del PIB; el de apoyo a las pequeñas y medianas empresas de 0.1, y el de apoyo a la economía familiar de 0.2. Se diría, pues, que el gobierno se cubre para mantener su arsenal de municiones en un año electoral.
Ahora que de acuerdo con el Plan Nacional de Infraestructura la rebanada mayor de los recursos de inversión, es decir 58%, corresponde al sector privado. Dicho con todas las letras, México se arriesgará a su mayor déficit fiscal desde la crisis de 1995, en un escenario en que la carga mayor en materia de inversión será por cuenta de las chequeras privadas… por más que el financiamiento bancario sea caro y escaso.
El antecedente inmediato es el déficit entre ingresos públicos y egresos registrado en 1998. Estamos hablando de 1.3, frente a los superávit de 0.1 por ciento en 2006 y en 2008. En 2007 el país quedó tablas. La andanada apunta también a que, a pesar de que el programa de infraestructura comenzó oficialmente en julio de 2007, 18 meses después no pinta aún, tantito por incapacidad de los operadores, y tantito porque los factores que restringen la capacidad de ejecución no se han modificado.
Se colocó, pues, la alfombra sin haber piso.
De hecho, la principal apuesta del gobierno en la materia, es decir la construcción de una nueva refinería, empezará a regarse hasta el segundo semestre del año, dados los titubeos de Pemex para elegir sede ante los compromisos con los gobernadores.
En el escenario global, aunque la mayoría de los países le apuesta también al déficit público, en Estados Unidos el énfasis apunta a la infraestructura. En China, incluso, 10% del PIB se destina a un programa trianual, en tanto Gran Bretaña equilibra infraestructura y gasto social.
Ahora que Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón, India, China, Corea, Tailandia y Australia, por señalar algunos países, le están apostando a reducciones o devoluciones de impuestos.
Se diría, pues, que el gobierno le juega al sacrificio sin arriesgar su faltriquera, en un escenario en que mientras la carga fiscal sigue creciendo, los subsidios de los energéticos se disminuyen, al extremo de que, pese a la presión social, el costo del diesel seguirá aumentando.
Entre enero y septiembre de este año, para no ir lejos, los ingresos tributarios del gobierno se incrementaron 12.2 por ciento. Concretamente el Impuesto Sobre la Renta creció 5.4; el Impuesto al Valor Agregado diez por ciento, y la combinación de ISR y IETU (Impuesto Empresarial de Tasa Única), 11.6.
Ahora que la mayor parte de los recursos se fueron a gasto corriente, es decir salarios, prestaciones y demás del aparato público.
El llamado gasto neto primario creció 6.7 por ciento.
Por lo demás, los dardos de la cúpula empresarial, es decir organismos de representación y firmas gigantes, apuntan a que no hay concierto en las medidas gubernamentales anticíclicas. De hecho, se les califica de “medidas estornudo”… por repentinas y diversas.
El llamado Acuerdo para Proteger la Economía Familiar y el Empleo es el cuarto en 12 meses, en un marco de disparos al aire en calidad de fuegos de artificio, a soslayo de los ejes medulares. Uno de ellos es el crédito. Reducido éste al mínimo, la baja en las tasas de interés decretada por el Banco de México resulta inocua. Dicho con todos los números, mientras en Chile la oferta de préstamos equivale a 75 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en tanto la de Brasil llega a 37; la de Colombia a 35, y la de Perú a 20, en nuestro país se alcanza sólo 19.
En el escenario, la banca de desarrollo juega un simple papel simbólico, considerando que su financiamiento a las pequeñas y medianas empresas apenas alcanza el equivalente 0.11% del PIB, frente a 2.96 de Taiwán; 0.58 de Chile; 0.45 de Corea, o 0.43 de Estados Unidos. Vendaval sin rumbo.
Balance general
Finalmente será este mediodía, una vez instalado el periodo ordinario de sesiones del Congreso, cuando el presidente Felipe Calderón envíe a la consideración del Senado su propuesta para los cuatro consejeros profesionales de Petróleos Mexicanos. El problema es que, de acuerdo con lo pactado, el sobre lacrado llegará con más de un mes de retraso… a contrapelo de la prisa que se exigió para aprobar la reforma energética.
De acuerdo con el artículo cuatro transitorio del conjunto de modificaciones, el Ejecutivo estaba obligado a entregar los nombramientos en un plazo de 30 días a partir de la entrada en vigor del decreto correspondiente. Éste llegó el 29 de noviembre, por tanto el plazo se venció el 28 de diciembre del año pasado. ¿Pecadito sin importancia?
¿Diez para Carstens?
Pues ahora resulta que la aplaudida toma de coberturas por parte de la Secretaría de Hacienda para garantizar un precio promedio por barril de petróleo para este año de 70 dólares sólo cubre el monto de los ingresos que dejaría de recibir el fisco por parte de Pemex. Dicho con todas las letras, la dependencia se cubrió para su santo dejando a la deriva la suerte de la paraestatal.
Lo curioso del caso es que se le había colocado un 10 al titular de la dependencia, además de que algunos legisladores panistas habían sugerido que se le hiciera algún monumento.
Sí, pero no tanto
De acuerdo con la bola de cristal de los analistas de Banamex, este año la acción de Televisa podría caer en su precio de 58.80 a 56.40 en sus certificados de participación ordinaria, y de 24 a 23 dólares por paquete de ADR.
La razón es simple: un menor crecimiento de su clientela de televisión satelital y un mayor tipo de cambio, en paralelo a una “ligera” caída de la publicidad. La perspectiva, sin embargo, habla de más adquisiciones de firmas de televisión por cable, además de una alianza con su filial Megacable para comercializar sus operaciones a nivel nacional. El handicap es ganarle la carrera a Teléfonos de México en tanto se le da luz verde al triple play, es decir la posibilidad de que oferte servicios de video.
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