Laguneros buscan alternativas para rescatar el hábito de la lectura, un reto difícil durante un año en el que la crisis económica golpeara a esta industria. (Fotografía de Erick Sotomayor)
Según cifras de la UNESCO, a pesar de que México cuenta con la industria editorial más grande en América Latina, el 70 por ciento de los habitantes no lee, y el promedio de lectura es significativamente bajo, 1.5 libros al año, por habitante. Sin embargo escritores, editores y promotores culturales de la región, buscan alternativas que rescaten uno de los hábitos que condujo al hombre hacia el conocimiento, la lectura.
LA LUCHA DE LAS LIBRERÍAS
Para Lucero Galindo, propietaria de la librería Punto y Aparte, el reto no es subsistir en un año que parece no tener muy buenas expectativas en materia económica, sino precisamente subsistir en cualquier parte del año, haya o no haya crisis económica, ya que según comenta, la venta de libros es un reto con o sin crisis, precisamente porque la falta de lectores a hecho que la industria, productores, proveedores, creadores y quienes están involucrados en este ramo, vivan en crisis desde hace tiempo.
“La lectura también tiene su regalo, es una manera práctica de viajar, de conocer culturas, de entretenimiento, porque en ocasiones la gente suele creer que la lectura es exclusiva de la academia, lo cual es completamente absurdo, gran parte del universo de los libros está destinado a entretener, divertir, el lector debe consumir lo que le gusta, no hay lecturas obligatorias, por lo general conducen al conocimiento pero se realizan con el fin de entretener. Cuando hay tiempos difíciles como éstos, la lectura se convierte en un nicho íntimo de protección”.
Lucero agrega que el libro como objeto, se está convirtiendo en una opción de regalo, durante el mes de diciembre realizó una campaña en su establecimiento que le trajo muy buenos resultados “El mejor regalo es un libro”. Promociones, ediciones económicas y campañas desvirtúan el mito de la exclusividad de los libros, ya que existen impresiones de clásicos que oscilan entre los 29 y los 150 pesos. Sin embargo para que una librería logre sobrevivir en el mercado es necesario que realice campañas como la de Libros a la Carta, en la Punto y Aparte consigue cualquier título por catálogo.
EL EDITOR ARTESANAL
Como parte de su trabajo, el escritor Jaime Muñoz Vargas, edita una colección de libros independiente, en ella publica diferentes géneros y autores regionales. Para el escritor lagunero el proceso del libro tiene que ver mucho más allá del contenido -que debe tener calidad- traspasa las fronteras estéticas con sus formatos, la calidad del papel, la belleza de su portada y la intención tipográfica, entre otras cosas. La figura del editor aun sigue borrosa, el editor es como el arquitecto, observa cada una de las palabras del contenido, sin exagerar, porque un error cuesta muy caro, el cambio de una letra puede alterar el texto en su totalidad.
“En México se publican muchos libros, pero la mayoría salen a la venta con sellos extranjeros. Yo creo que la gente si lee porque la industria ha sobrevivido, el problema es que la gente no lee libros que exigen un poco de rigor, autores de contenido, con propuestas innovadoras, libros técnicos, etcétera. El mexicano lee revistas, publicaciones periódicas, historietas, el Libro Vaquero, eso si lo lee el mexicano. La crisis para los libros que provocan al lector ha sido desde hace mucho pareja, los libros de contenido se han mantenido a la baja desde hace tiempo”.
Para Muñoz Vargas, coordinador de literatura de Icocult Laguna, a medida que la crisis económica aleja a las personas de un espacio para la lectura, las personas van a seguir leyendo aquello que no les cause molestia. El autor de Juegos de Amor y Mal Querencia, se manifiesta preocupado por el futuro de la lectura en México, pero en cuestiones de cantidad sino de calidad, debido a que la crisis va llevar al incremento de los lectores cómodos, aumentando el riesgo para la industria del libro de contenido.
SALAS DE LECTURA
El objetivo de una sala de lectura es promover la lectura en la comunidad, de manera libre y creativa. Las Salas de Lectura por ser espacios alternativos de promoción a la lectura y la cultura en general, tienen como parte fundamental de su quehacer, las actividades que a favor de la lectura generen un ambiente de convivencia. Entre las acciones más frecuentes están el préstamo a domicilio de libros, el comentario de libros en grupo, la lectura en voz alta y la lectura en atril, dinámica similar al montaje de una radio novela.
El año pasado una sala de lectura del estado “La Hojarasca”, ganó el Premio Nacional de Promoción de la Lectura, que otorga la Secretaría de Educación Federal y Conaculta. Durante la pasada Feria del Libro de Guadalajara se presentó su coordinadora, Magdalena Hernández Flores de la Plaza de la colonia Asturias en Saltillo. Ganadora del XI Premio Nacional en la modalidad A, promoción de la lectura en espacios de la comunidad.
Cualquier interesado en formar una sala de lectura pasa por un proceso muy sencillo donde se comunica con la institución que corresponda en cada Estado, para después recibir su capacitación como coordinador de sala de lectura (Modulo I) de ser aprobado su proyecto de trabajo, recibe un acervo básico de 100 libros aproximadamente. La única obligación es el cuidado del acervo, y la elaboración y entrega de un reporte trimestral de actividades.
Juan Salvador Álvarez, coordinador estatal de salas de lectura hace una invitación para quienes estén interesados en hacer de este hábito algo cotidiano, “Todo el año estaremos recibiendo solicitudes, este programa puede transformar cualquier ambiente comunitario así que los interesados pueden comunicarse al teléfono 712-46-00, al correo salasdelecturacoahuila@gmail.com, o en las instalaciones del Icocult Laguna”.
LAS BIBLIOTECAS EN VÍA DE EXTINCIÓN
Cada vez es menos común encontrarse a un usuario particular sentado en la sala de una biblioteca, el Internet ha alejado a muchas personas de los estantes cargados de libros y el olor característico de estos espacios destinados a la consulta, lectura y la investigación, entre otras cosas. Sin embargo las bibliotecas que hacen parte de los programas educativos del Estado, realizan talleres, cursos, propuestas y una serie de alternativas culturales con el fin de aumentar y mantener su número de usuarios.
Juan Huerta, bibliotecario y experto en la materia, asegura que las bibliotecas no corren riesgo de desaparecer, por más tecnología que se ponga al alcance de los estudiantes, los principales usuarios de éstas, ya que una biblioteca significa muchas más cosas que consultar libros para una tarea escolar, son centros culturales donde se promueve la lectura, y al mismo tiempo un espacio alternativo para talleres, cursos que involucran a la familia por completo y centros comunitarios con un fin social. “Uno de los retos que afrontan las bibliotecas es la modernización, al contrario de rechazar la tecnología hacer mancuerna con ella”.