PUTREFACTO. Aunque el cuerpo ya despedía malos olores y de que estaba relativamente cerca de la pasada, nadie se había fijado que el muerto estaba ahí.
La presencia de unidades policíacas y de la Dirección Estatal de Investigaciones de Durango alertó a los vecinos del pacífico pueblo de Pompeya, Tlahualilo, ubicado en los línderos con Gómez Palacio.
No sabían
Una llamada anónima informó sobre la presencia de un cadáver en terrenos del ejido Pompeya. Entre varios montones de basura y en medio de un montón de mezquites, estaba tirado boca arriba el cuerpo putrefacto de un hombre de entre 25 y 30 años. Se cree que dicho cuerpo tenía aproximadamente tres semanas de estar ahí a la intemperie.
Según los lugareños, el lugar donde se halló al occiso, situado a unos 100 metros de la carretera Gómez Palacio-Tlahualilo, y a unos 50 metros del camino de terracería que conduce al ejido, es propiedad privada de un vecino de Tlahualilo.
También comentaron que su pueblo es muy tranquilo, que es la primera ocasión que sucede algo así, y que nadie percibió en ningún momento que algo extraño sucediera por ahí. Todos miraban, desde una prudente distancia y con una mezcla de curiosidad y angustia, el rescate del cuerpo que fue llevado a las instalaciones del Semefo en Lerdo.
En la cabeza
Al principio se había reportado que el cuerpo estaba calcinado, pero en realidad estaba acartonado debido al sol.
Un contundente golpe en la cabeza fue lo que terminó con la existencia del joven. Muy cerca de donde se encontró, había restos de una cobija verde.
El agente del Ministerio Público de Tlahualilo acudió a dar fe del hecho.
Hasta el momento el cadáver no ha sido identificado. De sus ropas quedó muy poco, tan sólo algunos girones amarillos.