Filósofo Gabriel Marcel. ARCHIVO
Para el pensador francés Gabriel Marcel, quien murió el 8 de octubre de 1973, la filosofía es vida, es aprender a vivir con la lógica del cada día, que ayuda en la búsqueda de la verdad y muestra la serenidad de la libertad.
Tal definición la recuerda el artículo "La filosofía al alcance de todos", aparecido en la página en internet del periódico colombiano lapatria.com, el pasado 29 de septiembre, el cual también menciona que en su obra "El hombre problemático", Marcel deja en claro el sentido de la esperanza humana.
Gabriel Marcel, al igual que muchos filósofos, tanto del siglo XX como de tiempos anteriores, ha salpicado las páginas de la historia con su sabiduría, respuestas, interrogantes y, sobre todo, profundas reflexiones.
El también dramaturgo nació en París el 7 de diciembre de 1889, y entre sus muchas teorías sostenía que los individuos tan sólo pueden ser comprendidos en las situaciones específicas en que se ven comprometidos.
Esta afirmación tan general constituye el eje motriz de su pensamiento, el cual fue calificado como existencialismo cristiano o "personalismo".
Cuando apenas tenía cuatro años murió su madre, lo que le dejó un profundo sentimiento de pérdida. Fue educado en un ambiente de cariño, aunque sofocante, por parte de su abuela, pero su tía más tarde se convertiría en una verdadera madrastra.
Marcel no tenía amigos de juego aunque se inventaba compañeros imaginarios; sus dos educadoras eran judías aunque de religión protestante liberal en cuanto al dogma y muy exigentes en materia moral.
Su padre fue Henri Marcel, diplomático y consejero de Estado que después fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes, al tiempo que atendía diversos encargos dentro del Museo y la Biblioteca Nacional. Era agnóstico, aunque apreciaba sobremanera el arte cristiano, en el cual introdujo al joven Gabriel.
Aprovechaba sus numerosos viajes al exterior para mostrar a su joven hijo Gabriel lo mejor del arte europeo. Aprovechó también para leerle las mejores obras de la literatura, especialmente el teatro de su autor favorito, Henrik Ibsen.
Muy inteligente para ser anticlerical, su padre pensaba, no obstante, como tantos hombres de aquellos años de finales del siglo XIX, alimentados por Taine, Spencer, Renan, que las ideas deben desaparecer cuando han cumplido su tiempo. Sigue Enlazó el... dos... tiempo
A los siete años de edad, Gabriel Marcel escribió su primera obra literaria y en general tuvo buenos resultados en la escuela primaria.
Estudió la secundaria en el Lycée Carnot de París, donde aprendió a tocar el piano. Algunas obras compuestas por él fueron luego reescritas por su esposa, que se dedicaba a la música.
Posteriormente estudió filosofía en la Universiad de La Sorbona, y los maestros que más influyeron en su preparación fueron V. Delbos, para la historia de la filosofía, y Lévy-Bruhl, con quien preparó su tesis, titulada "Les idées métaphysiques de Coleridge dan leurs rapports avec la philosophie de Schelling", presentada en 1909 y publicada íntegra en 1971.
Con este trabajo se acercó al idealismo alemán, especialmente con Fichte y Hegel, con una postura crítica. Recibió clases de Charles Péguy, Jacques Maritain y Henri Bergson, quien influyó mucho en su pensamiento, especialmente en sus conceptos de intuición creativa y educación.
Desde 1910, comenzó a estudiar a los pensadores británicos y a los estadounidenses, de quienes sus notas personales dejan ver que intentaba hacer una publicación con comentarios sobre sus obras e ideas, pero al final abandonó el proyecto por el ambiente positivista y racionalista que reinaba entonces en las universidades.
Fue invitado a formar parte de la Sociedad Francesa de Filosofía y a colaborar en la "Revue de Métaphysique et de Morale", donde publicó su primer ensayo: "Les conditions dialectiques de la philosophie de l'intuition".
Esto le permitió conocer a figuras de primer orden en la filosofía y la literatura de este periodo, como André Gide, Marcel Proust y Charles Du Bos.
Al terminar la carrera de Filosofía, Marcel laboró como profesor en diversos colegios parisinos, como Vendome (1912), Lycée Condorcet en París (1915-1918), Sens (1919-1922), Lycée Luis-le-Grand (1939-1940) y Montpellier (1941). Al mismo tiempo se dedicó a la crítica literaria, en especial de las obras de teatro.
Para 1911 publicó el drama "La grace" y dos años después "Le palais de sable", pero sus trabajos fueron interrumpidos por la Primera Guerra Mundial (1914-18), en la que, a causa de su incapacidad militar, fue destinado para servir en la Cruz Roja, con la tarea de encontrar militares desaparecidos.
Se casó con Jacqueline Boegner en 1919, que era protestante y le pidió que el matrimonio se realizara de acuerdo con los ritos de tal religión, lo que aceptó. Sigue Enlazó el... tres... aceptó
El matrimonio fue estéril, por lo que decidieron adoptar a un niño. De este periodo datan la mayoría de las obras dramáticas de Marcel.
Colaboró en la preparación de una antología de textos literarios contemporáneos, que fue publicada con el título de "Les feux croisées en 1926".
En 1929, tras un largo perIodo de inquietud religiosa e influenciado por sus amigos, Du Bos y Mauriac, Marcel se convirtió al catolicismo. También surgió entonces su obra "Etre et avoir", publicada en 1935. Intentó elaborar una filosofía espiritualista cristiana.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1946, Sartre publicó su ensayo "El existencialismo es un humanismo", en el que afirmó que Marcel era un exsistencialista cristiano, cosa que éste rechazó pero que le sirvió para ser conocido fuera de Francia.
Con motivo de esta disputa, Marcel definió su filosofía como neo-socrática, expresión que usó innumerables veces durante las conferencias que dio por Europa de 1949 a 1951.
Su producción literaria y dramática prosiguió a buen ritmo en medio de las charlas que daba en las universidades europeas, no obstante de la creciente ceguera que lo iba minando, hasta que el 8 de octubre de 1973 falleció en su residencia de París.
