El drama es la representación de la vida. Para que sea drama tiene que tener personajes que estén relacionados por medio de un conflicto y que este conflicto tenga una solución; y si no la tiene, por lo menos dé a entender la posibilidad de solucionarse. La solución del conflicto es lo que va a provocar la acción. En el drama si no hay conflicto no hay acción y si no hay acción no existe el drama. (El absurdo se basa en contradecir esta regla, el conflicto no lleva a ninguna parte o no tiene solución. Pero por eso es absurdo porque se sale de la lógica).
Como resultado de lo anterior tiene un principio y un fin. La historia nos interesa mientras que está sucediendo algo cuando deja de suceder deja de interesarnos. El punto final de los cuentos es el vivieron muy felices, con lo que hace suponer que ya no va a pasar nada o que si pasa es lo de todos los días cosas de poca importancia.
En el conflicto participan los personajes que por lo general son seres humanos y cuando no lo son, los animales y los objetos les encontramos características que humanizamos, como si fueran humanos o como si tuvieran la capacidad humana de racionalizar su situación de tal manera que son capaces de cambiarla o aceptarla.
El personaje tiene características sicológicas y los buenos dramas son aquéllos donde los personajes son congruentes con la psicología que se les otorga y actúan en circunstancia. El melodrama que se desprende del drama, esta característica puede violentarse o se violenta porque aquí no importa tanto la representación de la realidad sino crear conflictos falsos con personajes falsos para provocar precisamente una huida de la realidad.
Mas los personajes están inmersos en una realidad social lo cual significa que también viven un tiempo histórico que actúan en un espacio determinado. Como seres culturales, están regidos por una serie de reglas de diferentes tipos. Hay diversos paradigmas que como a los hombres les rodea y les hace actuar en consecuencia. En la historia de la literatura lo que se descubre son los paradigmas bajo los que se actúa en determinado histórico. La edad media es la época en que se cuentan las aventuras de los nobles (por medio de los caballeros andantes) porque es la clase social que tiene todos los privilegios y a través de esas historias se representa, se simboliza, y habla de lo que le da su valor. Va a ser muy diferente cuando llegue el renacimiento donde la clase privilegiada va a ser el burgués y entonces las historias donde este personaje va a ser el héroe. En el Siglo XIX el romanticismo va a resaltar al líder político social y a revalorar a las clases bajas y a las luchas libertarias que comenzaron con la Independencia de los Estados Unidos y pasando por la Revolución Francesa vinieron a desembocar en las independencias de los países hispanoamericanos.
Así como en una historia queremos descubrir el principio y el fin de la misma y su relación con una narración lineal, que aún en la novela moderna donde esa linealidad se pierde, el lector debe de rescatarla; de la misma forma, en la historia de la literatura lo que intentaríamos encontrar sería la linealidad de la forma de pensamiento del género humano compuesta a partir de las diferentes épocas o lugares donde la literatura se produce; con la misma finalidad que tienen todas las demás ciencias con respecto a sus áreas de conocimiento; descubrir lo que es el hombre y cuál es su finalidad.
La literatura es un producto de la conciencia y de la imaginación. Ésta comenzó desde el mito, cuando se quiso explicar a la naturaleza antes de que tuviera los medios para hacerlo por medio de la ciencia (cosa que no sucedió en forma total hasta el Siglo XVII después de Cristo) Pero también es producto de la fantasía que es parte de la imaginación y por medio de lo cual se puede crear ficticiamente lo que no existe pero que una vez imaginado el hombre buscará la forma de que exista. Por lo menos el ser literario logra una existencia en el colectivo imaginario y hace como si existieran los vampiros, hablando de las últimas historias que están de moda, o el santo grial, o Santa Clos o las brujas que nos visitan en la noche de brujas o los muertos el dos de noviembre según las propias fantasías de cada cultura en particular. Todo esto tiene una forma de realidad; por lo menos es una realidad cultural. El antecedente de ellas está dado por una historia que es un drama que lo mismo explica al ser mitológico, que al ser fantástico que al ser ficticio, que al ser cultural, que al ser dramático; y cuando al ser histórico lo platicamos a las nuevas generaciones lo metemos en la estructura dramática, platicamos su vida que va de un principio a un fin y que consideramos que lo que se dice de él es realidad.
¿Por qué a muchos nos fascinan las historias? Para dejarnos de tanto rollo, nos proyectamos en ellas. Al entrar en una historia somos un personaje más el que la lee y como personaje nos damos cuenta de que también tenemos nuestra propia historia; únicamente que nadie la cuenta porque nadie sabe lo interesante que es, la acción que tiene. Y si nuestra historia tiene acción debe de tener un sentido; o sea, una finalidad, o sea algo que le dé valor. Cuando alguien cuenta sus historias y a mí me gustan entonces reconozco que eso era cierto que él tiene valor y lo comienzo a buscar detrás de sus personajes; encuentro a Julio Cortázar detrás de la Maga, y encuentro a Flaubert detrás de Ema Bovary y encuentro a Joyce detrás de Sthephen Dádaluz y entonces los personajes mismos son la realidad del autor.
En los valores que encuentro en ellos, encuentro mis propios valores, porque yo también soy importante, soy autor y soy personaje y tengo una historia digna de contar, por lo menos a mí mismo.