La picaresca es un género literario que se genera a partir del renacimiento y perdura podríamos decir que hasta nuestros días, aunque algunos digan que a lo mejor la última novela de tal género sea “el Periquillo Sarmiento” de Fernández de Lizardi; y digo que perdura hasta nuestros días porque posiblemente el narco corrido sea una continuación aunque estableciendo diferencias; entre otras el tinte moralizante de las obras literarias que no tienen los actuales cantos.
Me vino a la memoria el género las circunstancias en las que actualmente nos encontramos y la reflexión que de ello hago a partir del autor que les quiero recomendar esta semana: Gary Jennings, quien posiblemente sea conocido por la novela que escribió sobre Marco Polo, “El viajero”, pero aún más por una saga de novelas que escribió sobre nuestros antepasados los aztecas. (Azteca, Otoño del azteca y sangre azteca)
Gracias a un querido amigo el Dr. Mario Ziveck que me prestó la primera obra, por fin la leí, aunque ya la conocía por la portada desde hace mucho tiempo; pero esas cosas que vas dejando para mañana o que no te suena que un americano se ponga a hablar sobre nuestros ancestros. Lo que no querías era darte cuenta de que ellos hablan mejor que nosotros sobre el tema o porque lo investigan más profundamente o porque tienen demasiada imaginación. Sobre lo segundo, quiero decir que Jennings la tiene, ya que se salta las fronteras que uno piensa que el mundo de los aztecas tenía y hace viajar a su personaje a pie hasta la tarahumara y aún hasta la mítica Aztlán,(por Sonora), como un pretexto para darnos a conocer la situación social, moral y geográfica de aquellos pueblos. Claro, también viaja, el mismo personaje, hacia el otro lado, hasta las tierras mayas, y su historia nos plantea la época anterior a la conquista. Las siguientes dos novelas son la saga que nos hablarán del México conquistado y la situación de los indígenas y las diferentes castas que se producen con las mezclas de sangres.
Ahora leo el tercer volumen, el segundo aún no lo encuentro. En el que leo, en el prólogo viene una cita de Fehrenback que transcribo:
“Como consecuencia de es mezcla de sangre aparecieron las castas… Esos seres de la calle que se arracimaban, morían de hambre y mendigaban en cada esquina de la ciudad. Eran llamados los léperos. Y estos leprosos sociales pedían limosna, hacían trabajos serviles, robaban,. Allá por el siglo XVII, pandillas de léperos atestaban la capital y constituían una creciente amenaza para el orden público. Los léperos podían ser cruelmente destructivos, incluso asesinos: ellos fueron los primeros bandidos mexicanos.
El lépero vivía como podía, estaba dispuesto a degollar, o a robarle a cualquiera, a suplicar pidiendo comida o trabajo, a gritar bajo los azotes de las autoridades…
Irónicamente, los léperos habrían de sobrevivir, crecer y finalmente heredar el México moderno. Probaron, no la degeneración del hombre, sino la tenacidad de la humanidad frente a una adversidad terrible”.
O sea que lo que vivimos ya tiene historia y bastante historia; y esta mismo no nos sirve para nada para encontrar el modo de contra restar sus efectos. Parece ser que el efecto moralizante de la picaresca deja de funcionar en nuestros días, porque el delito está demostrando que es más poderoso que las fuerzas que lo combaten; pero también es mucho más ingenioso y es una de las tantas formas con que se cuenta para sobrevivir en este mundo que no tiene soluciones para contra restar los problemas económicos y políticos en los que nos encontramos; por lo menos eso es lo que nos dicen las noticias que a diario aparecen en los medios de comunicación.
Estamos sumamente perdidos; la culpa de nuestros problemas se la echamos a los americanos y su solución también. Nosotros no solucionaremos nada si ellos no lo solucionan. Entonces no sé para que sirvan nuestros políticos.
Si , ya se ve, como se va a solucionar nada si en este juego de ajedrez se dan los cambios a última hora, las renuncias por conveniencia, la falta de compromiso, detrás de lo cual adivinas también la falta de políticas, de unión, de nada.
Resulta ahora divertido que las mismas autoridades pongan en entredicho lo que hacen otras autoridades, como en el caso de la cerradera de calles que ya fastidiaron al comercio en esta navidad; y que están fastidiando a un buen museo.
Pero volvamos con la picaresca, que son los que nos recuerdan que a lo mejor siempre han estado ahí. Otra buena novela de este género, esta si escrita por un Mexicano es: “Los bandidos de rio Frío “, de Manuel Payno. A través de ella podemos conocer la situación social de México del siglo XIX, cosa que también nos pinta una novela que ya mencioné antes, el “Periquillo Sarmiento”.
La cosa es buscar entre todas estas novelas una comprensión de la situación que estamos viviendo que no deja de ser condición humana. No sé si sea lo mismo que políticos extranjeros venga a hacer el show de cómo salir de estas situaciones, sin que se vea que ningún país lo haya hecho y que se adivine que los pasos que se dan en lugar de mejorar a lo mejor empeoran, como es el caso de las posibles dictaduras, aunque sean socialistas.
Ahora bien, si lo que queremos es olvidar a los pícaros actuales y modernos, entonces refugiémonos en el mundo de nuestros ancestros, conociéndoles mejor que para eso hay mucha saga, toda la crónica de la conquista, con sus diferentes versiones de los hechos, Desde Cortés pasando por Bernal Díaz, Sahagún, de las Casas, Duran etc, etc, etc.
De un libro salen muchísimos libros más. Esto demuestra que tenemos mucho que leer, porque tenemos mucho que aprender, porque tenemos bastante que comprender que para eso Dios nos dotó de inteligencia y nos preguntará tarde que temprano: ¿Qué hiciste con los talentos que te di?
