Los primeros estudios que se hicieron en el campo de las teorías de la comunicación fueron de índole funcionalista y trataban de indagar en que medida los medios de comunicación, en aquel tiempo la prensa, influían en las elecciones, o en el ánimo popular para aceptar o no que un país, Estados Unidos en particular, entrara a la guerra. Desde ahí se han multiplicado los estudios, se indaga como se conforma la opinión pública, por ejemplo, o cuales son los intereses de los medios en comparación con los intereses populares, (El agenda Setting) o cuales es el uso que en realidad el pueblo hace de la radio prensa y la televisión ( usos y gratificaciones) y cada vez que pasa el tiempo se buscan nuevas teorías tratando de entender este fenómeno que se ha dado en llamar la comunicación de masas.
Muchos más estudios y teorías se provocarán con la introducción de nuevas tecnologías, por el ejemplo, el uso de los I Pots y los teléfonos celulares, que de alguna manera u otra ya está afectando a la penetración que tienen las estaciones de radio, por ejemplo, o a la industria musical y los derechos de autor, como también la piratería en el caso del cine, de alguna manera u otra está afectando a la industria cinematográfica sin saber hasta ahora cuales sean las consecuencias que en el futuro esto pueda provocar en el campo de la producción. Estos son solamente algunos de los picos de los grandes iceberg que se notan n el panorama mundial.
La bronca del IFE contra las estaciones de televisión no está aislada a los asuntos que hemos mencionado anteriormente, como tampoco lo está del trato privilegiado que se le ha dado a las segundas por parte de nuestras cámaras. Estos son los resultados de unas prácticas liberales en relación a los medios que hemos dejado hacer y pasar según intereses particulares de los intereses de las empresas o personas que las administran o las que contratan sus servicios.
¿Hasta que punto el estado puede intervenir para que los medios de comunicación transmitan ciertos mensajes políticos? ¿Hasta que punto los medios pueden sustraerse de las obligaciones ciudadanas o el compromiso de informar al pueblo de los procesos electorales? ¿Hasta que punto se puede seguir ignorando que el verdadero educador de la ciudadanía es la televisión, que influye en la formación de la opinión pública, como también influye en la generación de valores cívicos y morales que las nuevas generaciones practican con propia capacidad de autocrítica?
Hace mucho se desecharon teorías como la aguja hipodérmica donde a los medios se le daban poderes fuera de serie donde se creía que bastara que los medios afirmaran algo para que la gente se lo creyese y actuara en consecuencia. Hoy sabemos que hay otras influencias y relaciones que también influyen en cuanto a la toma de decisiones. Lo que si es cierto es que la relación medio pueblo no es la que todos quisiéramos que fuera y lo que se nos está escondiendo son los intereses creados que por debajo del agua mueven a las cosas según las particularidades de ciertos grupos quienes son los que pescan en ríos revueltos.
Que nuestra sociedad va mal, lo va. Legislativamente se ha dado a los medios carta blanca para que sigan utilizando las ondas espaciales según la liberalidad de los dueños de las empresas aunque no sea lo más propicio para la cultura nacional. (¿He dicho cultura nacional? ¿Aún existe? Si es lo primero que se ha eliminado de la programación. Lo que hoy queda son resquicio, algún mariachi jalisciense, o algún híbrido con la que han reemplazado nuestras verdaderas tradiciones). Lo nacional nos lo están volviendo la familia peluche o la programación matutina que no va más allá que el jolgorio, con toda la superficialidad del mundo, donde hasta los chistes carecen de la más mínima inventiva y no trasciende el lugar común. No sé por qué México no forma parte de países productores de programas interesantes; hasta en el campo de las telenovelas que se ha pensado es su fuerte, las historias se repiten, siempre de lo mismo, ¿será porque se han descubierto nuevas teorías donde se demuestre que las capacidades mentales de mexicanos no llegan a más no merecen más?
Aquí está el niño mimado que la ley Televisa ha provocado. (Aquí está, por otra parte, la responsabilidad legislativa con la que los políticos que la aceptaron nos respondieron). Hasta que punto la libertad tan proclamada puede impedir que se le pongan límites; porque si a esas vamos, la misma libertad quieren ejercer los grupos de delincuencia organizados que ahora azotan a nuestro país; otro ejemplo claro y contundente del dejar hacer, dejar pasar.
Las leyes a fin de cuenta sirven por algo, para garantizar los derechos y para especificar las obligaciones que cada uno de los ciudadanos tenemos en este país. Las leyes son necesarias, sobre todo tratándose de influencias tan importantes para la cultura nacional. Un partido de futbol no puede ser nuestra razón de ser, como tampoco es nuestro verdadero espíritu nacional la versión que los noticiarios nos presentan. Si hoy más voces se expresan en los diarios (han proliferado las columnas de comentarios) es porque necesitamos buscar alternativas. Los medios están ahí, para beneficiar a nuestros pueblos. Los usos que se les da a los medios son los que están mal. ¿Quién decide que uso se les debe de dar? Ese el problema que no sabemos quien lo decida, si los intereses empresariales, la iglesia, el gobierno, usted yo; sea quien lo esté decidiendo ahora creo que tiene muy corta la visión de lo que es el pueblo mexicano aunque debe de tener muy ancha la cartera y lo mismo podría decir de los piratas o de los pillos organizados o no de todas las especies.