LA INDEPENDENCIA
SEGÚN CATÓN
Grata sorpresa fue leer el libro “Hidalgo e Iturbide” La gloria y el olvido, que ha escrito el coahuilense Armando Fuentes Aguirre, más conocido por nosotros como Catón, quien innumerables veces ha visitado nuestra ciudad y que tiene un público asiduo sobre todo por su gusto a introducir una serie de chistes en sus pláticas que las hacen por demás agradables. Tal vez por eso yo no confiaba mucho en su historia y es bueno confesarlo porque a pesar de mis asegunes el escritor se impuso y me parece admirable la seriedad con que ha sido tratado el tema sin dejar de reconocer que lo gracioso no deja de ser parte de un estilo sin quitarle profundidad.
Esta obra tiene muchos puntos que subrayar; para principio de cuentas, como el Propio Lic. Fuentes Aguirre lo reconoce, está escrita por un periodista más que por un historiador. Por lo mismo, la estructura del libro está conformado por pequeños artículos que bien podrían o pudieron haber sido publicados en cualquier periódico. Todos del mismo tamaño, de dos a tres cuartillas y en algunos te dejaban el suspenso para seguir leyendo en la siguiente entrega. Esto hace referencia a la manera en que se escribieron muchas novelas en el siglo XIX y principios del XX. Aplicada a la historia le da ese carácter novelístico que intrínsecamente tiene ya que lo que se cuentan son hechos, acciones, muchas de ellas apasionantes y que un buen estilo te provoca la emoción al enfrentarte a ellas.
La historia abarca desde los antecedentes de la independencia hasta la consumación y pone en claro muchas cosas que la historia oficial deja confusas. Como el propio autor lo afirma, la historia tiene el propósito de quitarle el aura de héroes a los hombres que intervinieron en nuestra independencia para mirarlos como los hombres que eran y dejarlos de ver como santos perfectos. La dimensión del héroe es la misma que la del hombre y como tales hay que verlos.
Tal vez la tesis general del libro a muchos no les vaya a gustar, porque ante todo lo que rescata es la figura de Agustín de Iturbide, queriendo subrayar el hecho de que fue el consumador de nuestra independencia y el que nos dio la primera bandera y la nacionalidad. Pero va más allá, él considera que Iturbide fue también el que inició su independencia; me explicó, cuando se decide intervenir, lo de Hidalgo y de Morelos ya estaba terminado. Iturbide se aprovecha de las circunstancias en que lo coloca tener los ejércitos Virreynales, la conjura de la profesa y establecer vínculos con Guerrero para volver a incendiar un movimiento que culmina con la independencia de México. Esto es lo que muchos mexicanos no acaban o acabamos de aceptar. Hay que reconocer que tiene fundamentos para decirlo, ya que lo de Iturbide no fue continuación de nada; ni siquiera ideológicamente.
Otra de las cosas que intenta poner en claro es la absurdidad de las acciones. Cuando se habla de nuestra independencia poco se considera a Fernando VII y sin embargo, las incongruencias de este rey son fundamentales en las acciones de los mexicanos. Curiosamente cuando el rey acepta la constitución liberal es cuando Iturbide y los de la profesa intervienen, ya que los conservadores temen que los liberales se apropien del Gobierno. (o sea, quienes logran la independencia son los conservadores y de ahí se explica el primer imperio, aunque el autor no lo dice)
Todos los personajes están vistos en su dimensión humana. Hidalgo y Morelos los primeros, los Bravo, Matamoros y hasta Abasolo a quien muchos no considerarían un héroe por sus acciones. Se resalta la dimensión de Rayón quien se creía el verdadero heredero y continuador del movimiento iniciado por Hidalgo, y de esta manera van desfilando todos los demás personajes que nos relata la historia, pero bajo otro punto de vista.
También surgen otros y otras que la historia deja en el olvido, gestas que se suscitaron y que nadie las recuerdas como pueblos que prefieren morir a ser sometidos o mujeres que se lanzan a la lucha siendo capaces de encabezar grupos y participar en acciones.
Sobre las otras, de lo que más se queja es de sus nombres, no le suenan bonito. El autor hubiera preferido que alguna de ellas se llame lulubel o algo por el estilo. Esto cae en lo anecdótico como el condimento que le da sabor a la narración. (Hay veces que exagera en la repetición de algunos conceptos como el anterior, pero a pesar de eso la lectura es disfrutable).
En México no estamos acostumbrados a los libros de historia de este tipo, críticos de la historia oficial y cuanto nos hace falta; se nos abren muchas puertas para entender por qué somos lo que somos; pero también nos lleva a la necesidad de saber más. Por ejemplo, indagar más sobre la acción de los masones en esta época y la conexión entre ellos y el liberalismo.
Dése la oportunidad de leer un buen libro de historia, le aseguro que no se arrepentirá. Es una visión completa sobre la independencia de México. Si le gusta la historia de éste le saldrán más lecturas. Y si hasta ahora no le ha gustado como se la han contado, ésta es una manera diferente de contarla. ¡Disfrútela!
Felicidades licenciado Armando Fuentes Aguirre.
