LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN COMO PARÁMETROS CULTURALES
El siglo veinte fue la culminación del crecimiento tecnológico; al descubrir las ondas hertzianas fue posible la transmisión de sonido e imagen a través del aire. Ya con el cine había sido impuesta otra forma de percibir al mundo. Con la prensa la información cada vez se acercó más a las personas; en casa comenzó a existir una ventana al mundo a través de la cual hemos ido aprendiendo parámetros de relación.
Muchos pensaron que esta posibilidad hacía factible que las personas obtuvieran mejores productos culturales y con ellos elevaran su calidad de vida; por otra parte, también se ampliaba la capacidad para recibir información y ese conocimiento nos capacitaba para tener una mejor posición en la toma de decisiones; sobre todo si se trata de sociedades democráticas. Otros creyeron que las barreras elitistas que antes impedían el acceso a ciertas manifestaciones artísticas se abatirían; otros más que las manifestaciones culturales nacionales tenían mejores vehículos de difusión con lo cual podía asegurarse su perduración en las nuevas generaciones.
En la realidad nada de esto ha sucedido; principalmente porque no se le ha dado la debida importancia a este fenómeno y se le ha dejado hacer según los intereses individuales de personas y grupos que lo único que han visto en ellos es la herramienta necesaria para generar poder y riqueza.
Por principio de cuentas, nadie acepta abiertamente que los medios de comunicación sean en la actualidad el principal promotor educativo de la sociedad; el problema no es ese, sino que, mucho menos nos hemos puesto a pensar que tipo de educación se promueve a través de ellos.
La educación es obtener parámetros de comportamiento y más que la escuela, son los medios quienes les dicen como comportarse a la gente. La educación es el cultivo de gustos intelectuales y estéticos, y más que la escuela, son los medios quienes cultivan esos aspectos en las personas. La educación es el promover herramientas para el conocimiento de la realidad y más que la escuela son los medios quienes nos están conformando nuestra percepción del mundo real. Por medio de la educación percibimos el ser del futuro y más que la escuela ese futuro nos lo presentan los medios. Y aún así, no le damos la debida importancia a su uso no se quiere legislar para que éste sea más responsable en beneficio de la sociedad en que vivimos.
Mas bien tendríamos que decir que las instituciones, los partidos y las gentes si saben el arma que representan los medios de comunicación y por eso se cuidan muy bien de que sirvan a otros intereses que no sean los particulares; de esta forma el único mundo posible es el que se nos presenta y en una sociedad liberal donde deberían de existir múltiples opciones solamente existe una.
Ye en los años 50 y 60 Wilbur Schramm a través de la UNESCO quería vender al tercer mundo la idea de que la imagen del desarrollo hacia el primer mundo era imitar los parámetros de los Estados Unidos. El ser del primer mundo significaba el calcar los modelos económicos, políticos, sociales, morales y culturales de ellos. La modernidad se media en número de radios y televisores que había en los hogares o en la cantidad de electrodomésticos que una familia pudiera obtener.
Fue desde los propios países latinoamericanos que hubo oposición a esa idea pensando que cada país tenía sus propios parámetros dependiendo de sus diferencias individuales y de su propia historia. Para llegar a la modernidad no necesariamente había que calcar los modelos del primer mundo, sobre todo hoy cuando sabemos que esos modelos están agotados y que no desembocaron en una mejor forma de vivir sino por el contrario se encuentra sumida en el caos y en la falta de opciones para resolver los problemas que nos agobian.
Sería tonto pensar que en la modernidad la forma de nutrir al pueblo sería a base de comida chatarra que aunque sabrosa no cumple con los cometidos alimenticios que necesita un ser humano. Si la obesidad es ya un problema nacional que se está intentando combatir por salud social, lo mismo resulta del uso absurdo que se hace de los medios de comunicación. Tal vez no se perciba con tanta facilidad la desnutrición informativa, cultural y moral que sufre el mexicano, (si se percibe, la inseguridad que vivimos es una consecuencia de lo mismo) pero en este campo estamos peor y bajo el principio liberal seguimos dejando hacer y pasar.
La punta del iceberg es este juego entre poder y medios; otro circo más de si pasan o no y a que horas los comerciales que tienen que ver con las elecciones. Desde que legislaron permitieron que los medios impusieran sus intereses en contra de los del pueblo; ahora de que se quejan.
El parámetro de tipo de sociedad que nos conforma es el de la familia peluche; como si el mexicano tuviera la total ausencia de materia gris o de sensibilidad refinada. Recordando aquel libro del "Mundo feliz", el medio es el mejor profusor del soma que combate nuestra racionalidad; una sociedad Fahrenheit donde ya no se necesitan quemar libros porque muy pocos los leen.
Este es nuestro mundo feliz, cadenas de medios que buscan ratings y donde para obtenerlo han rebajado su calidad hasta el mínimo; y en donde en realidad han acabado con las opciones de elección y aniquilado las manifestaciones autóctonas culturales (la música veracruzana, la Yucateca, la Chiapaneca etc.)
Nuestra pobre conciencia nacional lleva a la deriva sin que se vea una luz al final del túnel.