UN POCO DE PROUST
La frase que alguna vez dije había un grupo de personas que andaba buscando en el quijote, la vine a encontrar en uno de los libros de Proust en el último de la serie de "En busca del tiempo perdido". La cita textual es la siguiente:
"Recuerdo que antes se entretenía usted en apuntar esos modos de lenguaje que aparecían, se mantenían, y luego desaparecían: "El que siembra vientos recoge tempestades"; "ladran, luego cabalgamos"; "Dadme buena política y os daré buenas finanzas, decía el barón Louis"
El de quién haya inventado esa frase sigue siendo una incógnita; al Parecer, para Proust, es uno de los tantos dichos populares que simplemente encierran la sabiduría popular. Otra incógnita es saber quien le ha achacado la frasecita a Cervantes y como esta creencia se ha popularizado. Algunas veces se antoja que la gente para sentir cierta importancia o cierta cultura se limita a repetir lo que oye sin cerciorarse de si es cierto o no. Seguimos viviendo en la época de la tradición oral, y en la oralidad nos vamos conformando.
Esto me trae el recuerdo de que hace poco hubo una lectura en la plaza de armas y alguien pretendió leer el principio del quijote que no era más que una sinopsis de los primeros párrafos. Eso no fue lo malo, lo que no me pareció es que sin fijarse echó a perder las dos primeras frases de la obra que son magistrales y no necesita que nadie las componga: En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme; el que leyó dijo en una aldea de la mancha. No es lo mismo la palabra lugar que la palabra aldea, porque en el contexto no tienen la misma musicalidad. Un lugar, tiene muy bien definidas las sílabas: Son tres; en cambio una aldea, hace sinalefa entre la segunda de la primera palabra y la primera de la segunda con los que las tres sílabas se oyen menos contundentes.
Dejemos a Cervantes para volver a Proust. Dicen que nunca es tarde para leer a Proust. Será uno de esos dichos que tantos se dicen. La pregunta es ¿por qué? Sin duda alguna es un escritor atípico. Lo que narra son sus recuerdos.
Lo cito: "Yo sentía aglomerarse en mi, capaces de ser utilizadas para esto, multitud de verdades relativas a las pasiones, a los caracteres, a las costumbres. Su percepción me causaba alegría, pero me parecía recordar que, más de una, la había descubierto en el dolor, otra en goces muy mediocres. Entonces surgió en mi una nueva luz, menos resplandeciente sin duda que la que me había hecho percibir que la obra de arte era el único medio de recobrar el tiempo perdido. Y comprendí que todos los materiales de la obra literaria eran mi vida pasada; comprendí que vinieron a mi en los placeres frívolos, en la pereza, en la ternura, en el dolor, almacenados por mi, sin que yo adivinase su destino ni su supervivencia, como no adivina el grano poniendo en reserva los alimentos que nutrirán a la planta".
En otra parte, Proust también se refiere a esta relación entre el escritor y el lector y completa el círculo de la manera siguiente:
"La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector para permitirle discernir lo que, sin ese libro, no hubiera podido ver en si mismo".
Esto es ya un adelanto en lo que otros autores han dado en llamar la obra abierta: o sea, que lecturas de un libro las hay tantas como lectores tiene el libro.
La visión del autor es la subjetividad de la realidad, es su punto de vista sobre ella, o su trabajo interior que hace de ella y que nos la presenta dándonos un panorama de un tiempo en un espacio específico. Nunca nos engaña. Desde siempre sabemos que la novela es subjetiva pero dentro de esta subjetividad o subjetividades nosotros nos podemos formar una idea de lo que es la realidad. La realidad que me plantea el autor y mi realidad o la realidad de otro autor.
Proust de lo que habla es de los sentimientos humanos, del amor, de los celos, (en el volumen cuarto y quinto tiene un extenso estudio sobre los celos), del odio, de la vida de sociedad y de los salones, del homosexualismo, de las apariencias sociales, de las significaciones sociales, de la vejez. Es muy minucioso en todos sus análisis, y sobre todo demuestra como la literatura es esta realidad que ha sido procesada dentro de una persona que piensa.
Sus párrafos son muy largos; creo que el signo de puntuación que más le gusta o que más le es preciso es el punto y coma ya que esto le permite saltar de la realidad al recuerdo y del recuerdo a otras realidades hasta volver a donde estaba. Es un estilo único que difícilmente encontraremos en otros autores manejado de manera tan genial. Es un análisis psicológico de si mismo, aceptándose como se es, y siendo consecuente con lo que se es.
Yo no sé si sea tarde para leer a Proust o no leerlo, pero lo que si estoy seguro de que es una gran veta de donde se pueden obtener muchos frutos, y hacer muchas reflexiones sobre las vidas particulares de cada quien.
Si lo puede hacer, léalo, Tiene más que ganar que perder.