LA FUNCIÓN DE LA EDUCACIÓN
Es muy común que a uno como maestro los alumnos a veces le digan que únicamente debería de enseñarse lo que va venir en los exámenes. Si el tema que en un momento dado se toca en clases no viene en los exámenes deja de interesar. Esto no es más que muestra del uso tan inmediato que los jóvenes tienes del conocimiento, estudiar para los exámenes, y lo desviado que andamos en la concepción del proceso.
Socialmente, tampoco hay una idea clara de lo que las personas debieran de obtener a través de un proceso educativo. La pregunta a responder es ¿por qué mandamos a los hijos a las escuelas, o porque nosotros mismos asistimos a una escuela? La mayoría de las veces se contestará que para obtener una profesión, y la visión fuera de esto en muy pocos existirá.
Cualquier otro propósito cae dentro del idealismo. La cultura general es la cultura general, algo con lo cual y sin lo cual te quedas tal cual, sobre todo si se trata de las materias humanísticas, literatura, historia, geografía, son solamente adorno que no tiene una aplicación práctica en el mundo moderno a no ser la presunción.
El sistema comienza a ser problemático desde que se pide los libros de texto y los alumnos ponen una serie de trabas para no obtenerlo; sin embargo, todo joven trae consigue un teléfono celular que usa también como reproductor musical, y con un par de audífonos en los oídos se aísla del mundo. Es un autismo deliberado que lo aparta o intenta apartarlo de la vida cotidiana, es un distractor que lo entretienen y le evita pensar en los problemas cotidianos. Como está entretenido con la música, piensa que todo lo demás también lo debe de entretener. El mundo de la escuela es el otro mundo que no pertenece al circo al que el joven está acostumbrado a morar.
La queja constante del alumno en contra del maestro es que el maestro no le entretiene es que sus clases son muy aburridas. Una juventud que se está dilatando en aceptar que la madurez es la obligación, el compromiso y que el entretenimiento consiste en hacer los esfuerzos necesarios para cumplir tareas.
Y sin embargo, todo mundo habla de la educación, todo el sistema se encuentra inquieto y la exigencia es pensar que el maestro s el que no está bien preparado, o que para no sentir tanto la culpa, simplemente hay que hablar y hablar, sin llegar al fondo del problema, como si con ello quisiéramos reproducir la música que el joven se pone en los oídos para ausentarnos del mundo, sobre todo de aquellos que en lugar de encontrarles solución cada vez se nos complican más.
El maestro también cae en este mismo juego. Hace poco, un grupo de profesores, si tal nombre merecen, toma como pretexto la influenza para hacer un puente largo. Ciertamente esta es otra cara de la moneda. Como queremos hacer que el alumno se comprometa con su obligación si el mismo guía que tiene que conducirlo le muestra la forma de estafar al sistema. Si para ciertos maestros la profesión de enseñar solamente es una chamba para ganar dinero, o se realiza sin vocación alguna, que esperamos del alumnos y las circunstancias en las que se encuentra inmerso que lo mantienen enajenado, porque así conviene a un sistema que se nos cae a pedazos y que a pesar de lo que se diga ni lejos estamos de encontrarle las soluciones, en donde, hasta el mismo sistema político se está volviendo una caricatura de democracia (ese es el circo del tal Juanito) y para vivir a gusto en estas circunstancias lo mejor es el no pensar.
El primer error que cometemos es creer que el único fin del sistema educativo es darle una profesión a la juventud para que pueda ganarse la vida cotidianamente. No voy a negar que esa sea una de las finalidades del sistema pero no es la única. Lo primordial, para mi, es que a través de la educación se integra al hombre a la sociedad, se integra a la persona a un movimiento evolutivo que se llama civilización , se le dan sentidos existenciales de donde se producen los valores; y son estos valores, los que van a generar los alicientes que norman nuestras acciones.
Por lo visto, lo que no produce el sistema son estos valores. (Si los maestros se valen de cualquier pretexto para no trabajar, entonces ponen en cuestionamiento el valor trabajo, lo que da una explicación de nuestro estado de desarrollo económico). A la vista está que ese es nuestro fracaso, y lo que explica el incremento de la delincuencia de nuestra sociedad. El ser humano se ha reducido a un ser con necesidades económicas y la resuelve al nivel de los animales, con la ley del más fuerte y nada más.
Valores, ¿Cuáles valores? vamos dejando de creer en todas las cosas que producen valores; en la religión, en la nación, en la confraternidad, en la misma sociedad. La moral, el civismo, son las primeras materias que el sistema educativo desechó y lo que se desechó con ello la ciencia ni el positivismo lo ha podido suplir con algo igual. Esto es apenas la punta del iceberg. Tampoco queremos darnos cuenta de que el sistema educativo no es una barca que navega sola en el océano social que se ha vuelto tormentoso. Junto a él tiene a los medios masivos de comunicación que con muchos más elementos tecnológicos en un tris destruye lo que acá se intenta construir. Y a los que piensan en estos temas no le dan interés alguno a los efectos que esto produce, porque ya los Romanos decían al pueblo pan y circo; claro que ahora aunque el pan escasea, el circo no puede faltar, porque es el arma que nos ayuda a tener a la sociedad autística, con los audífonos en las orejas.