EL CAOS
El principio de la cultura parte del caos. Precisamente, la cultura ha sido inventada para combatir ese caos, desorganización, falta e estructura, de orden de finalidad. La mitología y los libros sagrados, al principio mencionan al caos como el antecedente de la creación. En contrapartida, la cultura viene a ser el orden que indudablemente tiene un sentido porque te lleva hacia alguna parte. La historia, según los marxistas, tiene ese sentido de unidad donde la lucha de contrarios toma sentido como un todo cuando su finalidad es llegar a la sociedad perfecta. Pero también la biblia te marca que el sentido del devenir es lograr un propósito que es la salvación de las almas. Si no, que otro propósito puede tener esta navidad que con tanto gozo festejamos sino la promesa de redención , que viene a complementarse con la semana Santa en donde se nos promete la resurrección. Y al final del paraíso comunista o del paraíso cristiano viene la felicidad, tomada esta como el estado perfecto del hombre y el fin, sin lugar a dudas de todo movimiento. Después ya no pasará nada.
Lo caótico es también lo que produce una obra de arte. El drama es movimiento, es acción. Para que la acción pueda generarse tiene que haber un conflicto; si éste no existe la acción no se da. El desarrollo de la obra dramática, el cuento o la novela consiste en la contraposición de intereses entre un antagonista y un protagonistas hasta llegar a un clímax de máxima tensión donde el problema se resuelve de alguna forma para que vuelva a su cauce natural y ya no pase nada. Vivieron muy felices o encontraron la muerte, o el personaje se perdió en el anonimato... ya no pasa nada.
Si usted aplica estos conceptos a nuestra vida cotidiana vivimos en el caos. La inestabilidad del país eso significa; lo que viene a empeorar nuestra situación es que hemos perdido la fe en un paraíso posterior, en que vamos a llegar a alguna parte. Por lo visto, desde hace muchos años, vamos como los cangrejos, para atrás. Estamos de nuevo en la etapa de los sacrificios humanos, con a diferencia de que los sacrificios que hacían nuestros ancestros a Huichilobos hicieron del pueblo azteca un gran imperio, y los sacrificios que en nuestra época se hace no es a ningún Dios sino sólo debido al instinto animal que no hace proposiciones sino sólo subiste alimentándose de carroña. O sea; que ahorita somos carroñeros.
Por eso el caos, porque nadie se ha preocupado a despertar en nosotros la fe en un futuro. La credibilidad se encuentra más que nunca a expensas de cualquiera que prometa algo, por más inverosímil que sea; como Hitler en su tiempo lo prometió, como lo hicieron todos aquellos líderes que cambiaron la historia, como lo hacen todos estos ministros de diferentes iglesias que se multiplican ya no matemáticamente sino geométricamente; como lo prometen estos líderes sociales que prometen sol y luna sin decirnos como, o escondiéndonos la realidad de una cuba o cualquier otro pa→ kis que ha vivido regímenes totalitarios de derecha y de izquierda.
La cultura en eso se basa, en combatir el caos con cualquier arma disponible tan intangible que esta sea tan fantástica, tan contradictoria; como los son las mitologías o algunas verdades de fe que no concuerdan con la lógica y que por eso precisamente son de fe. La cultura es todo lo que esta acción constante para eliminar el caos, irguiendo sentidos, direcciones hacia un fin último, donde la sociedad perfecta será lograda, o la salvación, o la conciencia será saciada, la voluntad alimentada, la emoción complacida, y el hombre en su totalidad pueda encontrarse pleno; godo esto subrayado por la palabra felicidad. Así de simple.
Pero el problema del caos y el problema de la construcción de la felicidad o de la finalidad es la verdad. No, no he cambiado de camino; el problema de llevar a alguna parte es saber cual es la verdad. (La mitológica, la verdad revelada, la estética, la filosófica, la social, el socialismo, el liberalismo, el comunismo, el positivismo, etc,etc,etc, el catolicismo, el anglicismo, el judaísmo, todos los demás ismos), todos estos anteriormente mencionados proponen una verdad. Verdades opuestas provocan los conflictos, por lo tanto las acciones cotidianas de la historia que muchas veces se resuelven por la fuerza y no por la razón. Aunque la iglesia en un momento dado tuviera la fuerza necesaria para que Copérnico se retractase, la tierra se mueve y no es el centro del universo. Ya lo decía el mismo Jesucristo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra; más no aprendemos, la tiramos.
Porque el hecho de tirarla fundamenta nuestro mundo. Tan debilitada está la fe, a pesar de tanta ciencia, que la certeza, como en la edad media, la seguimos defendiendo por medio de las armas, cerrando nuestra razón, en lugar de abrirla, lo cual nos ha costado mucho en el pasado, y en las sociedades totalitarias, donde se prohíbe pensar. Y el pensamiento es la única arma disponible para llegar a la verdad o corregir nuestros errores.
La libertad de pensamiento ¿A quien le ha hecho mal? Podemos equivocarnos siendo libres, (otro concepto difícil de definir). La edad media fueron nueve o diez siglos de poca evolución y poco pensamiento, de escasa ciencia; agosto para los magos y los brujos, para la alquimia y todo lo demás.
Pero estábamos en el caos. Vivimos en el caos. Mi noción de cultura combate el caos. ¿Cuál será la proposición de las nuevas autoridades como principios culturales? Los que se van remodelaban museítos y publicaron pocos libros porque curiosamente la palabra es el peligro para la estabilidad social, sin conciencia, por supuesto (alguna vez hablaremos de la prohibición de libros). Quisiéramos que surgiera algo que nos devolviera la fe.
Ojala y el pesebre te mantenga la fe en algo, por lo menos en algo. Felicidades.
