Se veía venir; luego de las elecciones de diputados federales en la Comarca Lagunera, el resultado fue altamente indicativo sobre el estado anímico de los ciudadanos. Revisando las cifras, podemos sacar conclusiones útiles para quienes tienen la vocación del servicio público.
El abstencionismo confirma el repudio que manifiestan los votantes a problemas insolutos como la inseguridad y la pérdida del poder adquisitivo familiar: 50.8% en el distrito 5, correspondiente a Torreón, Matamoros y Parras; 52.2% en el distrito 6, Torreón; y 58.2% en Gómez Palacio y Lerdo, Durango, dando un promedio de 53.73% en toda la Región. Tome en consideración que la media nacional fue de 56.3%.
El PRI regresó a los viejos tiempos del "carro completo", con 58.17% de los votos; habremos de leer y escuchar a los expertos, quienes explican el fenómeno, entre otros razonamientos: la maquinaria política conservada y el trabajo eficiente; para el caso de La Laguna de Coahuila, ser dirigidos por un presidente con sobrada experiencia política, que supo interpretar y aprovechar la inconformidad social, que requería un experto conocedor de las particularidades de los votantes, los antecedentes recientes y el manejo del medio. La contraparte se mostró débil, fracturada, desconcertada e inexperta al interpretar el sentir popular.
Para el PAN, la derrota representa un golpe duro a sus aspiraciones políticas en La Laguna: Sólo el 23.03% de los votantes les apoyó.
Habrá que considerar los daños de imagen por las disputas de poder al interior y su pésima administración municipal, hechos que fueron bien utilizados mercadotécnicamente por la contraparte, que arrolló pese a los esfuerzos de sus candidatos, caso particular del distrito 6, donde el candidato se vio trabajador y dispuesto.
El PRD se mantiene como tercera fuerza partidista, con un 5.3% de los votos depositados, muy lejos de aspirar a cualquier puesto de elección.
Sin duda, paga el costo generado, con el desprestigio ocasionado por sus propios partidarios, que se ha transformado en desesperanzadora realidad para buena parte de quienes creyeron en ellos y los que pensamos que México, necesita de una izquierda fuerte que haga contrapeso.
Sin embargo, continúan guerreando entre ellos mismos.
Lástima que quienes nos representarán como diputados federales no recibiesen el apoyo mayoritario; si suma la abstención y la oposición, encontrará que son pocos los que creen en ellos, explicando los triunfos obtenidos por el apoyo de las "bases".
La propaganda del "voto en blanco" o "anulado", tuvo efectos mínimos: el 4.03% de los ciudadanos que acudieron a las urnas hizo lo necesario para que se eliminara su opinión democrática. Es difícil determinar cuántos, de los casi 54% de los ciudadanos que no participaron en la fiesta, fueron desmotivados por la fuerte promoción antidemocrática que se hizo, principalmente por la Internet.
De cualquier manera, debemos entender que el período de elecciones para diputados federales ya terminó y que pronto iniciará una nueva batalla, ahora por el municipio, cuyo panorama se ve desolador.
En breve, aparecerán nombres de candidatos de todos los partidos políticos y se reiniciará el costoso refuego de la mercadotecnia masiva, que desgasta y hasta llega a hartar al electorado.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿cuáles son las características necesarias que debe poseer el próximo presidente municipal?
Si usted separa los intereses particulares, los compromisos políticos al interior de los partidos y sus sistemas "clientelares", centrándose en definir la problemática social de las ciudades laguneras; si considera las enseñanzas que deja el estudio de las materias administrativas y que: "la persona es para el puesto y no el puesto para la persona", deberemos esperar se elija a un personaje que pueda enfrentar los retos de la delincuencia, la inseguridad, la pérdida de empleo y el retraso en la obra pública.
Para cada necesidad existe una particularidad del perfil de ese líder: para la violencia e inseguridad, requerimos de un hábil político que sepa identificar y utilizar las herramientas que existen en el sistema, incluyendo las estatales y federales; para el empleo, aquel que tenga empatía, conozca y logre sumar al empresario en una cruzada común que lleve al "ganar-ganar"; y en la obra pública, un administrador conocedor de la profesión, que utilice sabiamente los recursos tenidos a mano, tramitando otros varios del Estado y la Federación; además, un carácter firme que le permita sostenerse en sus decisiones.
Sin embargo, ¡qué difícil es romper con los compromisos de grupos y partidos!, ¿verdad?
Sume la necesidad de comprometernos y participar en el proceso de cambio en nuestra actitud personal; tomar responsablemente la elección que haremos para votar: investigar y definir cuál es la mejor opción, según nuestro particular criterio y actuar. ¡No les dejemos las manos libres!
Sin duda que aprendimos que no votar o anular nuestro sufragio no es opción.
Lo invito a prepararnos para las nuevas elecciones. ¿Acepta?
ydarwich@ual.mx