En tan sólo dos años, el ascenso de la guerrense y ex perredista Ruth Zavaleta fue rápido. (ARCHIVO)
En tan sólo dos años, el ascenso de la guerrense y ex perredista Ruth Zavaleta fue rápido. Con carácter fuerte y sin complicaciones, la ex presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados vivió en ese recinto su mejor aparador político.
Pero de su boca salieron varias frases que quedaron en la memoria colectiva como el "buscapleitos de cantina", luego del "agarrón de pierna" y de declaraciones en las que Zavaleta se enfrascó y que revelaron la disfunción que tenía con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), del que renunció el pasado miércoles.
El hombre de la discordia
En enero de 2008, la ex delegada de Venustiano Carranza le deseó suerte al ahora fallecido Juan Camilo Mouriño, cuando éste entró de relevo en la Secretaría de Gobernación (Segob).
"El que llegara le damos un voto de confianza y le deseamos que tenga éxito en su trabajo", dijo en su momento, pero a los pocos días cambió de discurso y cuestionó su permanencia en dicha dependencia.
Ya para marzo de 2008, la ahora ex perredista dijo que el ex titular de Gobernación debía renunciar a su cargo, pues en ningún país "democrático" se podía sostener a un funcionario cuestionado moral y éticamente.
"Yo no puedo juzgar porque no soy Ministerio Público ni tengo los documentos, pero ética y moralmente en ningún país democrático se sostiene a un funcionario con un cuestionamiento de este tamaño, si el propio secretario está reconociendo que firmó cuando era funcionario, reafirmó por lo que se le denunció, por ética y moral independientemente de que procediera o no la demanda, él tendría que renunciar", dijo.
La agarrada de pierna
Pero la interlocución con Mouriño fue la causante de la situación más ríspida de la guerrense en el sol azteca: la famosa "agarrada de pierna".
También en enero de 2008, Zavaleta se reunió con el hoy occiso, a lo que Andrés Manuel López Obrador dijo que a Juan Camilo Mouriño le gustaba "agarrarle la pierna a quien se dejara", en clara referencia a la reunión que sostuvo el funcionario con Zavaleta en las instalaciones de San Lázaro.
Luego de esto, transcurrió toda una telenovela con drama, intrigas y todo el sazón que le faltaba a la vida política. La legisladora le reviró al ex candidato presidencial al exigirle respeto y a quien calificó como un "buscapleitos de taberna".
Posteriormente, los pejeblogs se burlaron de la guerrense y se mofaron de la parejita que podrían hacer Mouriño y Zavaleta, pero el tono subió hasta que la legisladora denunció que había amenazas en su contra por "traidora".
Los gritos y las mujeres de su casa
Pero desde mucho antes se sabía que la ex delegada daría mucha tela de dónde cortar, pues les increpó a sus compañeros diputados que le gritaban como "a la mujer de su casa"... Y ella ni casada es.
"Creen que me pueden gritar como si fuera su mujer en su casa", expresó la perredista Ruth Zavaleta al hablar de la forma en que se dirigió a ella su compañero de bancada Juan Guerra, durante una sesión.
Al preguntarle si se trató de una actitud misógina el que le gritoneara, Zavaleta respondió: "Califiquen ustedes mismos la forma en que ellos se dirigen, aparte de cómo se exceden en sus confianzas, o sea, como que hay mucha confianza conmigo, creen que me pueden gritar como si fuera su mujer en su casa".
Y arremetió: "Perdón, pero, digo, a lo mejor ellos tienen un trato así, pero yo no estoy acostumbrada. Incluso ni siquiera estoy casada; no sé cómo traten ellos a sus mujeres, pero yo no permitiría que nadie me tratara en mi casa así".
El dedo acusador
Cuando en abril del 2008 el Senado discutía la reforma a los estatutos del Gobierno del Distrito Federal, Ruth Zavaleta y René Arce consumaron un albazo contra el sol azteca local, según denunciaron algunos perredistas capitalinos -encabezados por Alejandra Barrales.
En la Cámara de Diputados sólo había 249 legisladores, por lo que no se lograba el quórum de ley y ellos dos se agregaron para sumar 251 y posteriormente se les sumó otro del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Incluso, Zavaleta fue acusada de no enviar la minuta del Senado a la Comisión del Distrito Federal, "la dejó en el pleno y aceptó la dispensa de todo el procedimiento legislativo a petición de una diputada priista, a fin de hacer la votación de inmediato" , acusó el perredista Gerardo Villanueva.
Los amarillos señalaron que René Arce fue el responsable de lograr acuerdos con Federico Döring Casar, del Partido Acción Nacional (PAN) , para avanzar en la reforma que se preparó desde el Senado con la intención de dar el albazo en sólamente 72 horas.
Bipolar
Por lo que los perredistas plantearon una expulsión de Zavaleta, misma que finalmente se hizo efectiva el pasado miércoles, luego de declarar que el PRD es bipolar.
Quien también fue delegada en Venustiano Carranza rechazó que su divorcio de lo que ella llamó su "segunda familia" sea por "estar inconforme porque no me tocó alguna cosa".
"En este momento no hay elecciones internas para que haya un motivo diciendo que estoy inconforme porque no me tocó alguna cosa, todavía no se discute la refundación del partido, y tampoco quiero que piensen que perdí imposición política y que por una cuestión de venganza me salgo", reiteró la ex legisladora.
En entrevista con Formato 21, la ex legisladora explicó ayer jueves que "ya no tengo posibilidades de hacer cosas porque le aposté a un equipo que se comprometió a refundar el partido que no se lograron por la misma dinámica, la bipolaridad, que no le permiten a nadie que esté en la presidencia del partido, pues hacer de éste un partido eficaz y moderno".
