Cuando una persona recibe un sonido de más de 180 decibeles, equivalente a estar parado atrás de un avión despegando, puede sufrir daño irreversible.
Cuando una persona recibe un sonido de más de 180 decibeles, equivalente a estar parado atrás de un avión despegando, puede sufrir daño irreversible.
Al salir a la calle el oído recibe oleadas de ruidos que terminan por causar serios daños auditivos. El estruendo de los cláxones, de los motores de autos y camiones, pero sobre de motocicletas y aviones, da como resultado un coctel de muchos decibeles.
Los expertos de la OMS indican que más de 300 millones de personas viven en condiciones muy ruidosas, en las cuales la disminución auditiva es un problema frecuente, que ataca más a los hombres mayores de 30 años.
El doctor Miguel D´Urzo, miembro de la Federación Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, explica que el ruido del tráfico se vuelve dañino cuando alcanza 75 decibeles y doloroso al llegar a 120.
En el momento en que sobrepasa los 75 decibeles, puede generar sordera leve y temporal, que va de uno a 10 minutos. En ciertas ocasiones, no sólo produce una baja audición, sino zumbidos, pequeños ruidos en el oído, vértigos o mareos. La frecuencia e intensidad del ruido son determinantes para declarar la magnitud del daño físico que se tenga.
Cuando una persona recibe y rebasa el umbral de los 180 decibeles de ruido, equivalente a estar parado atrás de un avión despegando, la pérdida total del oído es inevitable, menciona el especialista.
Fuentes de estruendo
Uno de los principales generadores de la contaminación acústica en las ciudades es el tráfico. Se sabe que más de mil millones de personas en el mundo están expuestas a niveles altos y varios estudios reconocen que 80% generado en una ciudad, es causado por el tráfico.
Los expertos dicen: hay que reconocer que el ruido generado durante el tráfico es aleatorio y sufre variaciones dependiendo de la hora del día (hora pico), la cantidad de automóviles y la permanencia que se tenga en éste, sin olvidar sumarle los ruidos propios del medio ambiente y condiciones mecánicas de cada uno de los autos.
Por ejemplo, si la intensidad de tráfico es alta, el ruido generado será mayor y constante; en cambio, si la intensidad del tránsito disminuye, la distancia entre vehículos es mayor y cada vez se escuchará menos el ruido de fondo.