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Ese puño sí se ve

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BALANCE GENERAL

Sin velitas en el pastel, globos y serpentinas, la Coparmex, el más antiguo sindicato patronal del país, acaba de celebrar sus primeros 80 años como fedataria de una férrea doctrina empresarial a cuya defensa ha librado mil batallas.

En la amarillenta bitácora de navegación lo mismo se habla de mares picados que de viento en popa. De luchas frontales contra los gobiernos de Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría y José López Portillo a colocarse en la trinchera opuesta con Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés y Vicente Fox.

El parte habla de dos bajas: la del patriarca el grupo Monterrey, Eugenio Garza Sada, asesinado en un intento de secuestro cuya marco, se dijo, lo propició el turbulento Gobierno de Echeverría, y Manuel J. Clouthier, quien perdiera la vida en lo que se ubicó como "supuesto accidente".

El primero se ubica como el impulsor del organismo; el segundo como adalid del binomio político-empresarial, en cuya conjunción llegó a ser candidato a la Presidencia de la República tras ser acusado de conspirar contra el régimen echeverrista desde un paraje de Monterrey conocido como Chipinque.

Fundada en octubre de 1929, al surgimiento del abuelo del PRI y la sospecha de fraude en la elección presidencial en agravio de José Vasconcelos, la Coparmex tendría como su primer presidente a Luis G. Sada, al que sucedería Leopoldo Palazuelos. Su primer choque frontal contra el poder llegaría al advenimiento, en 1934, del Gobierno del general Lázaro Cárdenas y su política obrerista, apoyando, en 1939, el surgimiento del Partido Acción Nacional.

El viento, empero, sopló hacia su causa durante el régimen de Manuel Ávila Camacho, continuando con el de Miguel Alemán Valdés, en el que se instrumentó el MISI (Modelo Industrializador Sustituto de Importaciones), por más que se inició un mayor auge de las grandes centrales obreras.

Más allá de eso, la Coparmex aplaudiría el desarrollo "estabilizador" consolidado en el Gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, a quien se respaldaría al fragor del movimiento estudiantil y popular de 1968.

Sin embargo, los tambores de guerra volverían a sonar a la llegada, en 1970, del presidente Luis Echeverría, al punto de organizar el sindicato patronal una asonada interna para destituir a su presidente, Roberto Guajardo Suárez, a quien se ubicaba como aplaudidor del Gobierno.

Éste habló llegando al cargo desde 1960.

La embestida abarcó desde el contenido de los libros de texto gratuitos que habían nacido bajo el régimen de Adolfo López Mateos, hasta lo que se ubicó como políticas populistas del Gobierno.

El clímax, que provocó la supuesta conjura de Chipinque, llegó con un incremento salarial concedido por decreto ante la gravedad de la crisis, cuyo monto oscilaba entre diez por ciento, 20 por ciento y 30 por ciento, según el nivel de percepciones de los trabajadores.

En la lucha, la Coparmex apoyó la creación del Consejo Coordinador Empresarial. De hecho, su primer presidente, Armando Fernández, lo había sido del sindicato patronal.

Después de una corta luna de miel con el _Gobierno de José López Portillo, el sindicato patronal reanudaría sus enfrentamientos al fragor de las devaluaciones, el intento de moratoria de la deuda externa y, naturalmente, la expropiación de la banca en 1982.

En el refuego surgirían tres de las figuras más emblemáticas de la causa: Andrés Marcelo Sada Zambrano, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón y José María Basagoiti Noriega.

Durante el Gobierno de Miguel de la Madrid se empezaría a cumplir un viejo anhelo del organismo: la desincorporación de empresas estatales, que consolidaría su sucesor, Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo contra éste se enderezarían los obuses por lo que se ubicó como populismo de Estado, colocándose el blanco en los programas sociales.

Y aunque con Ernesto Zedillo la relación fue más o menos tersa, se registraría un choque personal entre éste y el presidente en turno del organismo, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, al pronunciarse abiertamente éste contra la intención (consumada finalmente) de incrementar 50 por ciento la tasa del IVA, es decir llevarla del 10 al 15 por ciento.

La venganza impidió que el dirigente asumiera el liderazgo del Consejo Coordinador Empresarial que le correspondía a la Coparmex.

Con Vicente Fox el sindicato patronal tuvo una larga relación cordial, apuntalada en aquella frase que hablaba de un Gobierno de empresarios para empresarios, enfocándose, sin embargo, los misiles hacia el Congreso, que por primera vez se había sacudido la hegemonía priista.

La Coparmex calificó públicamente a cada legislador.

El punto crucial llegaría cuando el organismo apoyaría abiertamente la campaña del Gobierno para descalificar al candidato presidencial opositor que llevaba amplia ventaja en las encuestas, es decir Andrés Manuel López Obrador.

José Luis Barraza González fue el "héroe" de la jornada.

Ahora que entre los 23 presidentes que ha tenido el organismo se recuerda a Carlos Abascal Carranza, cuya vocación hacia la fraternidad lo llevó a un inaudito abrazo con el líder cetemista Fidel Velázquez... que le valió la Secretaría del Trabajo.

Uno podría o no estar de acuerdo con la ideología conservadora, radical, del organismo empresarial, pero nadie puede negar congruencia frente a sus propias filias y fobias.

Ese puño sí se ve.

Presentada el 17 de noviembre pasado ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la solicitud de Axtel para revocar el título de concesión con que opera Teléfonos de México se sustenta en el Artículo 38 de la Ley Federal de Telecomunicaciones.

De acuerdo a éste, la firma de Carlos Slim estaba obligada, vía el pago de una contraprestación, a interconectar las llamadas de la competencia vía la red nacional con que cuenta.

El caso es que la firma se queja de trato discriminatorio para sus clientes en llamadas a teléfonos móviles.

La SCT tiene 15 días hábiles, que vencen la semana próxima, para dar su respuesta.

 NO PROBLEM A diferencia del resto de los participantes en la licitación para operar y explotar una concesión por 34 años para una terminal especializada de contenedores en el puerto de Manzanillo, la empresa Stevendoring Services of America (SSA México) no impugnará el proceso que planteó como ganador a la compañía filipina Container Terminal Services.

La firma señala que jamás ha impugnado un concurso, en la convicción de que sólo la competencia permite ser competentes a las empresas para ganar mercado.

SSA México, quien opera en cinco puertos del país, está planeando hacia el mediano plazo inversiones por 400 millones de dólares, en adición a los 500 apostados hasta hoy.

 COPPEL CRECE Con una inversión de mil 380 millones de pesos, la cadena de tiendas y zapaterías Coppel profundizará su presencia en Veracruz.

De hecho, se acaba de colocar la primera piedra de la que será una colosal bodega de la firma en la ciudad industrial Bruno Pagliai.

La promesa es crear dos mil 590 empleos directos.

Albertobach@yahoo.com.mx

Barrancoalberto@prodigy.net.mx

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