El secretario de Gobernación, Fernando GómezMont, se indigna ante la pregunta de que si en México hay un Estado Fallido ante la ola de violencia que azota al país.
Su jefe el presidente de la República, Felipe Calderón, llama catastrofistas a todos aquellos que se atreven a hacer una crítica a su gestión, mientras que Germán Martínez, líder nacional del PAN, afirma que éste no es un “Estado Doblegado”.
Sin embargo, más allá del discurso político, lo cierto es que en este 2009 la lista de ejecutados ya suma 800 personas. Tan sólo en la Comarca Lagunera en la semana que terminó murieron 31 personas en hechos violentos.
El término de “Estado Fallido” define a Estados que perdieron el control sobre partes del territorio, que vieron achicarse su monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza o que son incapaces de proporcionar servicios públicos adecuados.
México ha sido colocado en esa categoría en dos ocasiones. En diciembre de 2008 fue la revista Forbes y en enero fue el Departamento de Defensa estadounidense.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno Federal para revertir esa percepción, lo cierto es que en las calles la sociedad civil se siente insegura.
Tal vez el término todavía no aplique en su totalidad en todo el país porque todavía el Estado controla la mayor parte del territorio.
Sin embargo, cuando los ciudadanos analizan la impunidad con la que trabajan los criminales, así como el desafío de las televisoras al IFE para transmitir como ellos quieran los spots sin hacerse acreedores a una multa, al mismo tiempo que los gobernadores violan la Ley como el caso de Mario Marín en Puebla, no queda más que preguntarnos ¿cuánto tiempo falta para ser completamente un Estado Fallido?
