EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Evasión

Relatos de andar y ver

ERNESTO RAMOS COBOS

 S Ucede ser que me tocó ir a Las Vegas, a la ciudad del pecado, donde lo que ocurre se queda allí, je je, artificial hasta en su slogan, paraíso para el cuarentañero ávido de sal y muerto de aburrimiento, en donde llama la atención los montonales de dineros, el consumo generalizado, las coca-colas BIEN GRANDOTOTAS, y las fichas que van y vienen del verde tapete, como si de palanca de escusado se tratara.

Y sucede ser que una de esas noches se me acercó una chica de protuberancias tan descarriadas que no le pude ver la cara. Supongo que era rubia por la inteligente conversación que me dispensó, negándole el trago que me pidió invitarle, así que la muchachona se marchó a mover el trasero por otras esquinas. Aquí todo es tantear, utilizar, exprimir, abandonar.

Para muestra esa que llegó más tarde a sacarse los melones, o el sistema integral de orillarte al consumo, pese a todo, los tipos de chalecos neón -por ejemplo, que reparten tarjetitas con fotos de acompañantes, todos los precios, colores y razas, Taylor $35 special, Mily free girl para la ocasión, Ember very discreta $25 dos horas, pruébela, pruébela, Charmane con estrellitas en pezones por aquello del rubor, labios carnosos, April $125, gran ganga, sin fees ocultos, la muy condenadota acepta mastercad visa y hasta discovery, Shawna full service y totally nude, pamela & page, ambas chupándose los dedos, $99 especial de dos chicas, vaya ganga, no hidden fees, y así consecutivamente una oferta que empata la demanda en este sitio de movimiento perpetuo.

Lo bonito es bonito cuando es bonito, eso que ni qué. Pero aquí es tanto y tan contrastante que el sabor de boca es de vacuidad, como si de un orgasmo parodiado se tratara. Hasta las papas en los restaurantes están guangas, lo cual puede ocurrir, estamos de acuerdo, pero aquí lo están de más.

El caso es que después de un par de horas frente al gyn tonic, como debe ser, empinándomelo tranquilo, llegó de nuevo la condenada de protuberancias firmes, comprobando ahora sí sus mechas gueras, algo descoloridas, pero todavía con consistencia tersa, diciéndome que ya era tarde y que había bajado a la mitad su precio. Alguna distracción la orilló a otro sitio, desde donde la vi perderse. Pensé en el lugar común de los sueños rotos, y del billete y sus promesas que a todos pone los ojos verdes.

En este sitio, al que hace tanto no visitaba, encontré melancolía detrás de cada sonrisa.

Anduve nocturno detrás del volante, rodeado de luces, y por allí vi a un chico en camisa de Boca Juniors subiendo un puente peatonal, viéndonos como si escupiera el parabrisas. También vi a mi lado a una mujer apenas arremangada en rosa, asomándose, queriendo llorar, descabritándose en desasosiego, mientras todos nosotros encendíamos la radio y nos evadíamos de esto, de todo esto.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 485443

elsiglo.mx