Siguen sin comer. El presidente Evo Morales, junto al dirigente de la Central Obrera, Pedro Montes, en su jornada de huelga de hambre. EFE
El presidente de Bolivia, Evo Morales, cumplió ayer su tercer día de huelga de hambre, sin visos de solución al conflicto con sus opositores, que bloquean la aprobación de una Ley para convocar a elecciones generales este año.
Después de tres días sin comer, pero hidratado con agua, caramelos e infusiones de coca, Morales se sometió ayer en el Palacio de Gobierno a una revisión médica por un equipo de facultativos encabezados por el ministro de Salud, Ramiro Tapia, que le diagnosticaron una salud "estable".
"Él está bien, no tiene complicación", dijo Tapia, médico de profesión, al destacar que el jefe de Estado ha mostrado una "extraordinaria vitalidad" pese a "la extrema medida" que emprendió el jueves junto a 14 sindicalistas y líderes sociales.
Los médicos han recomendado reposo a Morales que ayer fue fotografiado descansando y riendo sobre una colchoneta tendida en el suelo, hablando por teléfono, pero sin hacer declaraciones.
El gobernante izquierdista se ha declarado en ayuno para exigir a la Oposición que apruebe la Ley necesaria para celebrar los comicios del 6 de diciembre próximo, en los que se postulará a la reelección.