La oposición acusa al presidente Mikhail Saakashvili, un abogado que estudió en Estados Unidos y que tiene estrechos contactos con Washington, de la desastrosa guerra de agosto del año pasado. (EFE)
Decenas de miles de personas se congregaron el jueves frente al parlamento de Georgia para exigir la renuncia del presidente, en la más importante demostración opositora desde la guerra del año pasado con Rusia.
La oposición acusa al presidente Mikhail Saakashvili, un abogado que estudió en Estados Unidos y que tiene estrechos contactos con Washington, de la desastrosa guerra de agosto del año pasado y dicen que no puede liderar a Georgia debido a su posición antagónica frente a Moscú.
Por su parte, Saakashvili ha jurado que cumplirá su mandato, que concluye en el 2013.
La demostración se efectuó al cumplirse el 20 aniversario de una manifestación antisoviética que impulsó la lucha de Georgia por su autodeterminación, y que condujo a su declaración de independencia dos años más tarde.
Tira Guledani, una psicóloga de 70 años de edad, dijo que Saakashvili es un enfermo mental y que muchos georgianos se sienten indignados por la guerra que libró contra Rusia tras invadir Osetia del Sur. Rusia reaccionó desalojando a Georgia de Osetia del Sur, y luego invadió parte del territorio, humillando al ejército georgiano.
"El necesita tratamiento, está enfermo", explicó la psicoanalista. "Queremos relaciones normales con Rusia, no guerra. Nosotros vivíamos bien con Rusia. El arruinó todo".
Cerca de ahí, Georgy Kirvalidze, un estudiante de 19 años de edad, señaló hacia una pared donde hay una foto muy conocida de Saakashvili escondiéndose entre sus guardaespaldas durante un ataque ruso en agosto pasado.
"Nuestro presidente es un cobarde", explicó el estudiante. "Y los cobardes son siempre crueles".
Horas antes, Saakashvili hizo una visita inesperada a un monumento erigido en homenaje a las víctimas de la demostración de 1989, y que se halla frente al parlamento.
"Debemos ser firmes y mantenernos unidos", dijo el presidente a periodistas, mientras se acercaba al monumento, donde había algunos centenares de personas, entre ellos dirigentes de oposición. Un gran cartel pedía su renuncia.
La policía prometió no intervenir, pero había gran tensión en la capital de Georgia. Muchos residentes temían que la protesta derive en actos de violencia.