De la vida misma
Perdido.
Sin rumbo fijo, ni dirección.
Así hemos andado en muchos lugares y ciudades que no conocíamos.
Y lo hemos hecho a propósito, para conocerlas mejor.
Y todas hasta ahora han sido gratas experiencias.
Todo empezó en la niñez. Íbamos al campo y de pronto tomábamos un camino nuevo porque queríamos saber a dónde nos conduciría.
Conocimos así lugares interesantes, incluso subiendo montañas y vadeando ríos.
Pero lo mejor vendría después, cuando aprovechábamos cualquier día de descanso para abordar un autobús y empezar a conocer nuestras ciudades. Naturalmente primero nos llamó la atención la Ciudad de México, luego fuimos a Guadalajara y así poco a poco ampliamos nuestros itinerarios.
Algunas veces no lo hicimos solos, como cuando fuimos a Canadá acompañados por J. Guadalupe López Domínguez.
Cierta mañana le dije: Vamos a tomar el metro. Y ahí vamos. Pasábamos estaciones que era un conento, hasta que "Lupe" nos dijo alarmado:
Ya nos perdimos. Y muertos de risa le dijimos, pues de eso se trata, de conocer.
Entonces reaccionó y así pudimos conocer varias ciudades del hermoso país del Norte.
Vivimos por un tiempo en la Ciudad de México y fue una muy interesante experiencia, pues en nuestro viejo vehículo nos aventurábamos por lugares que desconocíamos y preguntando llegamos a todas partes.
Viajar con mapa y guía resulta aburrido para personas como nosotros. Con nuestro estilo hemos conocido más de lo que imaginábamos y de eso, de nuestras experiencias hemos escrito aquí muchos artículos que algún día reuniremos en un libro que hemos tenido en mente.
Cada quien vive la vida como más le gusta y a nosotros nos ha fascinado andar por esos caminos del señor siguiendo veredas, caminos y calles, siempre conociendo y siempre disfrutando del placer de vivir.