MÉXICO, DF.- La carga burocrática que enfrentan los supervisores escolares al atender por lo menos 39 programas educativos, convocatorias y hasta emergencias sanitarias de planteles públicos y privados, pone en riesgo la calidad educativa.
Lo anterior, les impide cumplir cabalmente con sus funciones que consisten en plantear un proyecto académico para mejorar el aprovechamiento de los alumnos y la práctica pedagógica de los docentes.
De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en promedio, un supervisor debería atender 20 escuelas, entre primarias y secundarias, pero hay casos como en algunas zonas escolares de Veracruz, Oaxaca y Estado de México, en donde cada funcionario se encarga de hasta 77 planteles.
Lorenzo Gómez Morín, ex subsecretario de Educación Básica de la SEP, señaló que la supervisión escolar es la clave para la operación del cambio educativo; sin embargo, la carga laboral impide su transformación.
Los supervisores escolares son responsables del Proyecto Escolar, y de los planes Anual de Trabajo, Estratégico de la Mejora Escolar, Estratégico de Transformación Escolar, así como el de Gestión.
Además, deben vigilar los programas de Escuela Segura, Escuelas de Calidad, Escuelas de Tiempo Completo, Escuela Siempre Abierta, y la distribución de la Cartilla Nacional de Salud, entre otros.
Jesús Rodríguez supervisor escolar en Hidalgo, en la zona de Huichapan, señala que él y sus compañeros se han convertido en "traidores".
"Traigo los documentos del concurso, traigo los programas, traigo los libros de texto, traigo las estadísticas, los informes... A eso nos dedicamos a traer y llevar papeles de las escuelas a la supervisión escolar".
Lo anterior, en medio de una confusión de roles, pues son sindicalizados y al mismo tiempo autoridad educativa.
