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Falta conocimiento y mesura

A LA CIUDADANÍA

Magdalena Briones Navarro

Parece ser que nadie aprende de la experiencia ajena. Seguramente tal generalización algo tendrá de verdad tomando en cuenta que los hombres son individuos, distintos y aislados, aun cuando nazcan del mismo padre y de la misma madre. Su trayectoria en la vida también es diversa desde su interior y desde su exterior, desde su nacimiento hasta su muerte. Aprensiones, emociones y lectura de la realidad circundante serán distintas según lo permitan dotaciones físicas, químicas, etc., su capacidad y calidad de respuesta y desde luego el aprendizaje que su sociedad le impone. Este último como acumulación de conocimiento, a veces milenario, que ha dado posibilidad de supervivencia al grupo.

Concediendo que subyazga una tendencia innata hacia la vida en todo ser vivo, como ninguno es ajeno a las posibilidades que le brinda su entorno, para luchar por aquélla, tiene que ajustarse a éste, no al revés. El hombre, a veces torpe, pero con iniciativa, no ha medido desde el principio la magnitud de su interferencia ni con los otros hombres, menos con la Naturaleza. Ello ha permitido el agotamiento y desaparición de muchas culturas a través de la destrucción de sus bienes naturales. Tomar nota temprana de la posibilidad de tal desastre permite a veces que la implementación de medidas que lo impidan, reviertan la tendencia –como sería en el caso de una deforestación masiva a la que se compensara con una forestación igual o mayor-, pero a veces, cuando el daño ha afectado el funcionamiento del sistema entero, ningún medio permitirá su restitución; incluyendo por supuesto, la desaparición del sistema social y del hombre mismo.

Muchos desastres han sido naturales por erupciones volcánicas, terremotos, huracanes, cambios climáticos, etc., otros han sido responsabilidad del hombre, por su ignorancia o por su codicia. Éstos tampoco se han previsto. Así tenemos, que no es sino hasta finales del Siglo XIX, cuando varias comunidades humanas, a través de gente observadora y científicamente preparada han comenzado a agruparse para la defensa del ambiente ahora visto globalmente.

Se han hecho y se seguirán haciendo recuentos de especies a escala mundial, con el resultado de que miles de ellas o se han extinguido en un corto tiempo o están en peligro de extinción. Entre los países que tienen más especies en peligro están: “Estados Unidos con un total de 953, Australia con 583, México 510, Indonesia 470, Colombia 389, China 362, Ecuador 348, Brasil 339, India 332 y Sudáfrica 306”… donde las especies más afectadas son los invertebrados, anfibios y mamíferos, aves y reptiles. Cada un país con diferentes proporciones.

“En la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza IUCN, hay actualmente 16,118 especies en peligro de extinción … en 2008 se han sumado 200 especies a la lista de las que están extintas”.

Las asociaciones ecológicas mundiales cuyas metas parecidas o iguales, abarcan la conservación de especies de flora y fauna terrestre y marina, coinciden mayormente en detener el calentamiento global, defender los océanos, proteger los bosques, exigir la paz y el desarme mundial, decirle no a la ingeniería genética y promover una economía sustentable, acentuando la necesidad de informar a la gente de lo que ocurre y educarla para un mejor comportamiento en relación al ambiente. Después, se han formado asociaciones con intereses más específicos como cuidar la supervivencia de osos polares, ballenas, tortugas, aves, plantas, bosques, aguas, suelos de los entornos locales.

Estos admirables esfuerzos por un cambio de lectura del mundo para lograr su conservación y la humana, desafortunadamente no son tan fáciles de ser bien recibidos, porque existe prepotente el deseo de acumular riqueza antepuesto a la adquisición de cualquier otro bien. Así se ha configurado una sociedad fragmentada, más entre mayor sea la guerra por los bienes que el Planeta nos da. ¿Quién la está ganando? No, por cierto las mejores personas, sino las más despiadadas. Desde el concepto de Dios se interpreta como propiedad privada grupal, y se odia a aquel o aquellos que creen en Él con un nombre distinto; no se supera el racismo, continúa la violencia de género y de clase. Se privilegia la perversidad con premios inauditos a la complicidad en lo inicuo, lo injusto, lo ilegal, lo violento, lo inmoral, lo criminal.

No solamente quien ingiere drogas termina por ser esclavo de ellas a costa de su sanidad y libertad mental, también se enajena quien sometido a un sistema tan inhumano como el capitalismo salvaje ha llegado a la conclusión de que nada puede hacer para remediar su situación, sosteniendo así al sistema que lo esclaviza y que de paso arrasa con la vida entera del Planeta. Llegadas ambas partes a la conclusión de que se trata de un acomodamiento “natural y benéfico” para todos, se justifica universalmente y para mal la pertenencia a una de ellas y sus secuelas.

Lo asombroso es que no se piensa que un sistema no puede funcionar si sus subsistemas fallan. Imagine que a usted se le diagnostica una disfunción orgánica seria. Si no acepta el diagnóstico porque los médicos son unos burros, porque usted ha sido supersano siempre, porque le chocan las medicinas, porque su compadre sentía lo mismo y sanó tomando cerveza, porque su tiempo vale oro y no lo va a gastar en tonterías, etc., una vez que lo deja correr, llegará un punto en que su enfermedad será grave y de difícil, si no de imposible curación; serán inútiles entonces los cónclaves médicos, religiosos, familiares, de amigos, la suma de capitales, las medicinas más caras. Usted erró. Por más que su sistema entero: atómico, molecular, orgánico, haya hecho lo posible por sobrevivir, quedó sujeto a morir sin ayuda, sin compensación alguna; la soberbia y la poca lucidez de usted provocaron inevitablemente lo indeseable. Todas las partes de un sistema son igualmente valiosas. No se encumbre por haber conseguido dinero si su acción desbarajusta la maravilla funcional, compleja y delicada del sistema interno y externo por el cual usted ha sido posible.

Brindo por que el año 2009 traiga más luz a la humanidad, para que la supervivencia de sus descendientes sea dable. Felicidades.

Citas: Revista Muy Especial. Ed. Televisa Internacional, México 2008.

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