Uno de los principios que deben identificar a una buena administración, es el que ésta tenga personas que cuenten con voluntad política para hacer las cosas.
Mientras mas grandes son los problemas que hay que solucionar, mayor debe ser esa voluntad.
Menciono lo anterior, porque leí en este mismo periódico, que la Comisión Nacional de Agua, reconoce la ingente necesidad que tiene nuestra región de asegurar el suministro de agua para los próximos años, pero advierte que las posibles soluciones son costosas.
En efecto, por un lado está la posibilidad de tratar el agua de las presas para que sea potable; y por otra, la ejecución del Plan Meva, de don Enrique Vázquez.
El argumento de los costos no debería ser obstáculo para una administración que tuviera voluntad política, pero no es el caso.
El bienestar de la población debería ser prioritario para el gobierno federal. Pero éste apuesta a que el que venga detrás sea al que le estalle el problema.
Cierto es que ese pudo ser también el argumento de anteriores administraciones, pero ello no exime de responsabilidad a la actual.
Cuando leía esa nota, no pude dejar de pensar en el "gran túnel" de Boston, Massachussets que atraviesa esa emblemática ciudad de la costa este de los Estados Unidos.
Ni los costos enormes, ni las dificultades urbanísticas impidieron que la obra se llevara al cabo.
Los ingenieros proyectaban el mejor trazo y las autoridades se encargaban de conseguir el dinero y solucionar los problemas políticos que iban surgiendo.
Y ahí esta la majestuosa obra que incluyo el tener que desecar la bahía de Boston, con todo y su carga de historia, pues ahí se inició la rebelión de las colonias norteamericanas.
El gobierno federal se gasta miles de millones de pesos en cosas menos importantes que esta del agua, pero no puede aplicar recursos para asegurar el futuro de la comarca.
Y luego se quejan de las reacciones de la gente cuando les cobra las facturas.
Pero además, es evidente que desconocer la idiosincrasia de los laguneros, que se plasma perfectamente en la conocida frase: "Hágase lo que se deba, aunque se deba lo que se haga".
¿Necesitan ayuda con los recursos?, pues convoquen sobre bases transparentes a la población para aplicar la solución al problema y se sorprenderán de la reacción.
La nuestra es gente esforzada que no está acostumbrada a la dádiva. Sabe del esfuerzo que significa arrancarle frutos al desierto.
Pero hasta para eso les falta imaginación y conocimiento del terreno que pisan.
Todas nuestras instituciones locales han contado con el apoyo decidido de laguneros generosos. Si no que lo digan la Ibero y la UAL, que salieron adelante merced a esa generosidad.
Y que decir de instituciones culturales como la Camerata o el museo Arocena.
No hay ciudad en Coahuila tan participativa como la nuestra.
Solo hay que hablar derecho y transparentar las cosas, que es lo mínimo que se puede pedir.
Pero tal vez, a los ojos de los funcionarios federales, esas obras no lucen y por eso se niegan a hacerlas.
Por lo visto también ignoran que la gente nunca olvida a sus benefactores, aunque estos sean funcionarios públicos y esa sea su obligación: Solucionar los problemas del pueblo.
Voluntad política es lo que falta. Pero esta es una buena bandera para nuestros recién electos diputados federales que desde el congreso pueden aprobar los recursos que se requieran para esa obra.
Pronto les tocará a ellos discutir y aprobar el presupuesto federal y esa es una buena oportunidad para impulsar un proyecto de innegable bondad para la Comarca Lagunera.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".