(Vigésima primera parte)
Continuación...
Recuerde las programaciones que tanto hemos insistido a lo largo de estos capítulos, y que sin duda, le darán la fuerza interna para realizar grandes propósitos.
5.- Armonía y equilibrio interno, que las cosas que usted hace o realiza, sean hecho por y para usted mismo, sin tratar de llenar los zapatos o la imagen de nadie, pues cuando estamos en pos de una ilusión, de algo que no es real, todo lo que hacemos o logramos en la vida, nos parece poco, no lo apreciamos ni lo aprovechamos para nuestro beneficio, y pronto estamos en conflicto con nosotros mismos, y nuevamente volvemos a rechazar lo que ya hemos logrado para iniciar una nueva etapa, una nueva aventura donde creemos que ahora sí encontraremos la felicidad y la abundancia.
Lo que no entendemos, es que mientras no saquemos de dentro de nosotros nuestras limitaciones psicológicas, pronto volveremos a caer en una nueva trampa y todo lo que hacemos es justificarlo con “nuestra mala suerte”.
...Por lo tanto ahora reconozco que soy la causa de todo...
Ahora que ya no le podemos echar la culpa de lo que nos pasa a nada ni a nadie, porque si de verdad somos sinceros con nosotros mismos, debemos aceptar, que hasta ahora, no hemos luchado, ni definido nuestra felicidad, pues hemos estado ciegos a estas verdades y la vida se nos ha ido pasando sin sentir y sin obtener ningún beneficio sólido para nuestro futuro.
Así que, una vez más, le vuelvo a insistir, estos capítulos debemos leerlos y volver a leerlos, pero más que eso, meditarlos profundamente, tratar de atender para nosotros mismos el mensaje contenido en cada página, ver cómo los ejemplos, las frases, las fórmulas o las anécdotas aquí plasmadas cobran significado para nuestra vida, como nos podemos acomodar en esos ejemplos, para tratar de entenderlos un poco mejor y hacer el esfuerzo por cambiar y sacar el provecho y la utilidad de todo esto.
Cuando hemos actuado, trabajado y manejado nuestra vida de esta manera, le aseguro, que nuestra “suerte” habrá de cambiar, pues ahora, ese factor, tan etéreo, habremos de manejarlo a nuestro antojo, y ahora podremos decir: “Ya sé que la suerte no es caprichosa, que está gobernada por leyes que cada día aprendo a utilizar en mi propio beneficio, por lo tanto ahora reconozco que yo soy la causa de todo”.
“Sé que en mí están todos los atributos del ‘Creador Universal’ pues fui hecho a imagen y semejanza, cada día que pase estaré más convencido de esto, cada día haré uso positivo de estos poderes”. Lo creo, lo siento, lo afirmo y así es... ¡y así será!
Siendo que fuimos hechos a imagen y semejanza de Él, debemos aceptar que somos perfectos, y cada cosa tiene su razón de ser, pues Dios nunca se equivoca, y nada de lo que sucede es “sólo porque sí” sino que algún mensaje nos está tratando de enviar, por lo tanto debemos hacer el esfuerzo por comprenderlo.
Si dentro de mí están todos los atributos del “Creador Universal”, y nosotros así lo aceptamos, no debemos conformarnos con “sobras” o cosas simples de la vida, sino que tenemos derecho a lo mejor.
En los cursos, les hago la pregunta: “¿Quién de ustedes tiene hijos?”. Y una gran mayoría levanta la mano.
¿A quién de ustedes, que tiene hijos, le gustaría que no comieran, que anduvieran desnudos, o que estuvieran enfermos? Y nadie levanta la mano.
¿A quién de ustedes que tiene hijos, haría lo imposible porque sus hijos tuvieran lo mejor de la vida? Aquí vuelven todos a levantar la mano.
Imagínense –Les recalco el concepto-. Si nosotros como humanos, con todos nuestros defectos y limitaciones, queremos lo mejor para nuestros hijos, creen que Dios, que su amor es mucho más infinito, que indudablemente deberá ser más amoroso, ¿querrá que vivamos en la miseria? –¡Definitivamente creo que No!
Así que, repase muchas veces esta frase, convénzase de que usted es lo más grande de la naturaleza y actúe en consecuencia.
Cuando veo en la calle esas personas sucias, menesterosas, enclenques, descuidadas, me duele que aún no hayan entendido lo que aún pueden lograr en la vida.
Lo que tal vez ha pasado con ellos, es que se consideran a sí mismos unos fracasados, unos derrotados, unos perdedores y aún cuando se les diga o se les haga saber que no tiene por qué ser así, ellos no hacen nada por salir de su pobreza.
En alguna ocasión, en San Pedro de las Colonias, Coahuila, impartí durante algún tiempo algunos cursos y algún programa de pláticas para la preparatoria Agua Nueva, para la Secundaria Covantes, CONALEP entre otras instituciones y para la población en general, a través de Cruz Roja Mexicana. En ese tiempo me entrevistaba en radio el señor Tavares y en la televisión un conductor muy entusiasta, “Ponchito”. Algunas personas llamaron a la radiodifusora, al programa de televisión o se comunicaban por medio del correo electrónico, para hacer unas preguntas y uno de ellos fue un señor que está privado de la vista y me hacía la siguiente pregunta: “¿Por qué, Ing. Germán, existen personas privadas de algún sentido (invidente por ejemplo) que se abandonan así mismos y no luchan, ni hacen nada por rehabilitarse?”. Continuará...
Los acontecimientos actuales que afectan a la sociedad, la familia, las parejas y a uno como individuo han sido la inspiración de estos artículos que estamos por culminar, por ese motivo llevaremos una serie de talleres con todos estos temas dirigidos a maestros, orientadores vocacionales, padres de familia o aquellas personas que no encuentran una razón de ser en la vida, el lugar está por definirse pero sé que lo aprovecharán perfectamente y encontrarán respuestas que pueden ayudarle a encontrar lo que tanto ha buscado, es el taller de “Despertar... es”, el libro que ya terminé de escribir. Los espero en mi dirección electrónica para mayor información y en la que estoy a sus órdenes, por si quiere venir a platicar conmigo como un amigo (pmgerr@hotmail.com) (pmgerr@live.com), en el www.blogsiglo.com familia.blogsiglo.com, o en el teléfono 720-94-57. La siguiente semana veremos la vigésima segunda parte de “El Círculo de la Abundancia” de la serie, taller y libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.