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Familia, Sociedad y Estado

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Luis F. Salazar Woolfolk

La celebración del Sexto Congreso Mundial de las Familias en la Ciudad de México que inicia el día de hoy para concluir el domingo próximo, coloca a nuestro país en un primer nivel de la atención internacional y pone el tema de la Familia en el foro del comentario.

El evento ofrece un espacio de reflexión y compromiso que la Iglesia Católica organiza cada tres años, que reúne a miles de personas hombres y mujeres de todo el mundo, sacerdotes, religiosos y laicos, convencidos del papel de la familia como célula básica de la sociedad, generadora y transmisora de valores como el bien, la verdad y la justicia, para enfrentar la violencia, la delincuencia ocasional u organizada, el abuso, la explotación, la corrupción y la indiferencia, que forman parte de la ola de disolución que afecta a la humanidad entera.

Viene al Congreso en representación del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Tarcicio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, quien es portador de un mensaje del Pontífice según el cual la Familia está llamada en la Iglesia para cumplir un oficio educativo indispensable para distinguir el bien y el mal, que trasciende en beneficio de la sociedad en su conjunto, al considerar que los principales maestros de la humanidad para los hijos son sus propios padres.

El anuncio del Congreso cala hondo en una sociedad en la que la familia sufre arteros ataques empeñados en su destrucción. Por una parte las legislaciones de los estados ofrecen increíbles facilidades en orden a promover el aborto, el divorcio o el contubernio entre personas de un mismo sexo, etcétera. Por otra, ideologías que presumen de progresistas impulsan la desintegración familiar con la bandera de una presunta liberación femenina sexista y miope, que distrae o expulsa a muchas mujeres de la sublime función de la maternidad, para ser uncidas a una máquina de producción industrial, dejando a los hijos en el mejor de los casos en manos de guarderías o institutrices o de plano en la calle, con las consecuencias negativas que al respecto son de esperar.

No se pretende objetar en forma simplista la participación de la mujer en los diversos campos del quehacer humano en el mercado laboral o en cualquier otro escenario y por el contrario, muchas mujeres han dado muestra de capacidad en los negocios, en la cultura, en la docencia, en el servicio público, en la política y en otros espacios en los que destacan y dan frutos generosos.

Sin embargo desde una perspectiva de masas, la publicidad comercial ha hecho blanco de la mujer contemporánea que acosada por afanes hedonistas y consumistas, es lanzada al mercado de trabajo para ser salvajemente explotada. El trabajo tanto del hombre como de la mujer fuera de casa debe ser acorde a los ciclos de llegada y formación de los hijos de tal suerte que sea medio de superación integral de la persona y de la familia como una prioridad, y ser asumido con una justa distribución de tareas en la atención del hogar y de la prole, en forma equitativa por ambos cónyuges.

De hecho una de las múltiples iniciativas del Congreso Mundial de las Familias apunta a dirigir los recursos estatales de ayuda social en apoyo de las mujeres que permanezcan en el seno de sus hogares cuidando a sus hijos, porque en el promedio resulta que el costo de la guardería institucional, está por encima del ingreso salarial de la madre trabajadora.

El concepto de la familia integrada por un hombre y una mujer que se comprometen y forman una sola carne bajo los principios de unidad y permanencia indisoluble es más antiguo que el Cristianismo, y la Iglesia Católica lo asume de un modo incluyente que abarca a los matrimonios sin hijos, los hijos que por cualquier razón no viven con sus padres, las madres y padres solteros y a los divorciados con o sin hijos, para los cuales existe una pastoral específica.

Ante la violencia, la criminalidad y la corrupción desbordadas que amenazan tanto la seguridad de las sociedades como la estabilidad de los Estados contemporáneos, la regeneración moral a partir del fortalecimiento de la familia como promotora de valores, es una exigencia ineludible.

Correo electrónico: lfsalazarw@prodigy.net.mx

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