El domingo primero de marzo ha sido dedicado al festejo de la familia, reconocimiento que desde hace unos cuantos años es promovido por las autoridades civiles, conscientes de la importancia que guarda para nuestra organización social y conocedores de los frecuentes agravios y agresiones que recibe.
Es la organización social elemental; la estructura fundamental de la sociedad, tal como la conocemos, que ha existido desde el origen de los seres humanos sobre la faz de la tierra.
Fue en familias y con grupos de ellas, como el hombre de la prehistoria pudo defenderse del medio agresivo y sobrevivir; luego, al adentrarse en el sedentarismo, organizar ciudades y diversificar las ocupaciones.
A través de la familia, el Homo Sapiens, alcanzó los altos niveles de organización social, dando reconocimiento e identidad particular a personas que, a partir del apareamiento de unos -mucho más tarde matrimonio-, constituyeron la base de esa unidad estructural.
Tradicionalmente, se consideran familiares a las personas que comparten los mismos gens, producto de la mezcla de los aportados por padre y madre, quienes tienen visiones, compromisos y valores iguales, constituyendo los grupos conocidos como nucleares.
Desde luego que existen las familias monoparentales, definidas así desde el punto de vista sociológico, que cuentan con la única presencia de padre o madre; las compuestas o filiación, aglutinadoras de hermanos provenientes de diferentes matrimonios, ahora reunidos en un solo grupo social primario, caso aplicado a los divorciados y vueltos a casar, que aportan hijos del anterior matrimonio.
Habrá que recordar que en algunas sociedades aún se permite la poligamia, que da lugar a la presencia de varias mujeres en el rol materno; finalmente, otras conocidas como "extensas", que incluyen a tíos y primos.
En la biología, la palabra familia define a un grupo de individuos con los mismos lazos de consanguinidad o línea taxonómica.
Por último, puede haber superfamilias -varias fusionadas en una- o infrafamilias -partes de un todo-.
Es interesante la lógica en organización, siguiendo el principio biológico de: nacer, crecer, multiplicarse y morir; siendo definidas, para el caso de la familia, en: desprendimiento -separación de un miembro para crear otra diferente, con su pareja-; encuentro -al aparearse o casarse-; reproductiva -al tener hijos-; de reencuentro -al quedar de nuevo solos como matrimonio de "viejos"-; y finalmente: vejez y muerte.
Sí al principio de la humanidad las familias se reunían en grupos de tres o más unidades elementales, con el paso de los siglos requirieron una organización más compleja: nació la ciudad, que incluyó legislaciones, políticas y normas comunes, dando orden social con características particulares, definiéndose al interior de ellas una cultura propia con lenguaje, creencias religiosas, usos y costumbres que les distinguieron.
El propio Engels, reconoció que con base a la familia, se desarrolló lo que ahora definimos como civilización -de "civitatem", conjunto de ciudadanos y "civitat", ciudad- que es muy diferente a cultura -conocimiento, instrucción, de "cultus", cultivado-.
Consideremos que en algunas culturas -caso de la anglosajona- la persistencia, por períodos prolongados, de familias nucleares o monoparentales, es poco frecuente; los hijos abandonan el hogar a temprana edad, para atender necesidad propias de su desarrollo humano, estudio y/o trabajo o para formar la propia, en matrimonio o unión libre.
Al comparar los estadísticos de salud emocional, los datos fríos muestran mayor nivel de felicidad en quienes viven más años abrigados con el ambiente del núcleo familiar, presentan menores incidencias en drogadicción y desarrollan mayor compromiso filial. En términos de cultura, en el medio latinoamericano, los viejos viven con los jóvenes; en tanto, en otras culturas son atendidos en asilos.
También es cierto que el dolor psíquico, cuando se da, es más tolerado, mejor manejado y menos doloroso con el apoyo familiar y disminuyen las secuelas emocionales, confrontado contra quienes deben vivirlo en soledad.
Habrá que mencionar la visión sociológica, que habla del arribo a edades tempranas, de los jóvenes pertenecientes a culturas donde ellos se independizan de sus padres más temprano y rápidamente.
La biología muestra que: a más tiempo de gestación y años al cuidado de las madres, las crías tienen mayores niveles de desarrollo en su sistema nervioso; para el caso, piense en el tiempo que necesita un ser humano para valerse por sí mismo y poder independizarse.
Seguramente usted ya puede concluir sobre la importancia guardada, tanto en lo individual como grupal, de cuidar a la familia. Sin duda, ahora está amenazada con las nuevas formas de convivencia y compartimiento social, todas novedosas sin aportar estadísticas que permitan analizarlas y hacerles evaluación.
Lo invito a participar en promover el cuidado de la familia y que disfrute del vivir "cobijado" por ella; nos da alimento espiritual que no puede comprarse con dinero. Si está de acuerdo: ¿qué está planeando para defenderla?