Por estos días la serie de dibujos animados de mayor duración de la historia, Los Simpson, está cumpliendo veinte años. En todo ese tiempo, ni Bart ni Homero han madurado ni un ápice
El éxito de los Simpson es mundial. Las aventuras de la amarillenta familia y su genial elenco secundario han sido un hit en países en que la existencia de Crusty, el original payaso tenebroso, o una planta nuclear manejada con las patas, pertenecen al campo de la ciencia-ficción. Ello se debe a que inadaptados, fracasados y vivales a los que les suele salir el tiro por la culata, de ésos, hay en todos lados. Y tienden a hallarse en incómoda vecindad de cualquiera de nosotros. Y el humor corrosivo que se estila en Springfield tiene buena acogida en un mundo cada vez más cínico y decepcionado de las bondades del consumismo, el capitalismo y de que Juanito haya doblado las manitas.
Pero veinte años antes del debut de los Simpson, ya había un antecedente. Que de hecho han reconocido sus creadores. Y que ahora es el objeto de una serie de homenajes y hasta de un documental. Nos referimos al programa cómico británico Monty Python.
En octubre de 1969, la venerable BBC de Londres emitió la primera entrega de Monty Python, un programa de sketches que conjuntaba a algunos de los mejores comediantes de habla inglesa de su generación. Quizá los más conocidos por el público mexicano sean: John Cleese, quien desde hace dos o tres películas desempeña el papel de "Q", el que le hace todas sus sofisticadas chunches a Bond, James Bond; y Michael Palin, el amante de los animales y violento vengador de su pez dorado en la genial comedia "Los enredos de Wanda", en donde Cleese también tenía un hilarante papel.
Algunos de los sketches de Monty Python se convirtieron en clásicos, y dieron pie a admiradores e imitadores en las décadas subsiguientes. Su influencia se puede rastrear a series, cómicos y películas de muy diversas procedencias y estilos.
Además, la compañía produjo cinco películas, algunas de ellas de risa loca. Destacan "Monty Python y el Santo Grial", una sátira de las sagas de caballeros medievales. Y "La vida de Brian", una de las más desenfadadas (y despiadadas) adaptaciones que se pueda haber hecho de los Evangelios.
Total, que en estos días hay dos aniversarios muy dignos de felice recordación. Y como decía John Lennon: tiene más méritos para recibir una medalla quien la gana haciendo gozar a la gente, que aquel que la gana por haber matado a muchos. Sin discusión.
