Alegría. Uno de los policías que recuperaron su libertad pasa juntos a demás familiares de sus compañeros .
Entre llantos y gritos de alegría, familiares de los 32 policías preventivos detenidos el pasado 8 de septiembre de 2008, luego de un enfrentamiento con agentes federales, festejaron ayer por la noche su excarcelación del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Torreón.
Luego que desde temprana hora corriera el rumor sobre la inminente puesta en libertad de los policías preventivos, decenas de familiares de éstos, en su mayoría mujeres y niños, se concentraron a las afueras del centro penitenciario a la espera de noticias.
El licenciado Omar Pulido Flores, abogado de algunos de los detenidos, manfiestó que a las cinco de la tarde se esperaba la llegada del actuario para iniciar el procedimiento de liberación.
Finalmente fue hasta las ocho de la noche que arribó el funcionario.
El tiempo pasó y la desesperación y angustia que por más de seis horas se reflejó en los rostros de las familias ahí presentes, se borró cuando en punto de las once de la noche vieron cruzar la puerta principal del reclusorio al primer grupo de cinco policía preventivos.
Tan pronto cruzaban la reja que delimita al Cereso, los liberados abrazaban emotivamente a sus familiares y en voz alta daban gracias a Dios por haber obtenido su libertad.
En su mayoría, los preventivos liberados coincidieron en señalar ante los medios de comunicación, que su detención fue injustificada ya que no cometieron ningún delito.
Expresaron además su deseo de reincorporarse lo más pronto posible a su trabajo dentro de la Dirección General de Seguridad Pública Municipal de Torreón, institución que, dijeron, los apoyó durante los cerca de diez meses que permanecieron detenidos.