La capacitación para trabajar
Señor presidente ante la crítica situación, me permito sugerir una actividad simple y obvia, que ha sido tradicionalmente minimizada y relegada: la capacitación para el trabajador.
México está manejado por “maistros”, todas las actividades son realizadas por “maistros”, que con el respeto que nos merecen por ser personas que han adquirido los conocimientos de su oficio con un enorme esfuerzo y sin escolaridad, sin tiempo ni facilidades y sin embargo, debemos concientizarnos que
los plomeros, mecánicos, electricistas, choferes, soldadores, panaderos, torneros, jardineros, en fin, todas las actividades se aprenden al fragor de la batalla, es decir, sin una técnica, con deficiencias y años para adquirir estos conocimientos; somos una nación de improvisados, lo que nos coloca en el lugar económico en que nos encontramos y que no estamos peor gracias a los braceros y al petróleo, nuestra nación pues, requiere la profesionalización de todas las actividades.
Propuesta: hacer una redacción simple y objetiva de los conocimientos mínimos y prácticos que deben tener al menos las actividades más demandadas en la vida cotidiana; conocimientos que pueda adquirir cualquier persona que sepa leer y escribir -y que está demostrado pues muchas personas no requieren
más que tercer año de primaria-; plasmar pequeños cursos en folletos didácticos que estén al alcance de las personas que aparte que no tienen escolaridad, tampoco tiempo y recursos; todos estos cursos les permitirán ir alcanzando niveles de conocimientos y se les expida un diploma avalado en un lugar de examinación y resolución de dudas y por qué no, prácticas sobre el trabajo con asesores y estimular bolsas de trabajo.
El patrocinio de estos cursos puede ser: por las empresas interesadas que deseen tener un mercado laboral amplio; por proveedores de bienes y servicios que quieran desplazar más sus productos; y con un pequeño costo del material didáctico por parte de los interesados.
Qué mejor forma de abatir el desempleo que “enseñar a pescar más que a regalar el pescado” y que las personas multipliquen sus oportunidades de emplearse o autoemplearse y aspirar no sólo a conservar su trabajo sino también a un incremento en sus ingresos.
Debemos capacitarnos para ser más eficientes, aspirar a más remuneración, lo cual generará un progreso real y una sociedad más competitiva y que nos comparemos y midamos nuestra capacidad de respuesta productiva ante otras naciones del mundo.
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
