¿Dónde quedó nuestra herencia?
Como casi todos los jueves, mi esposa y yo salimos a cenar por ahí a cualquier lugar que se encuentre al alcance de nuestras posibilidades. Esta costumbre la hemos venido observando hace ya algunos años, ello nos ofrece entre otras satisfacciones, encontrarnos con gente conocida y por supuesto con un sinnúmero de rostros de nueva generación, es decir, disfrutamos de ver la alegría de nuestra ciudad a través su gente.
El jueves, fieles a nuestra costumbre y para sorpresa nuestra, desde temprana hora de la noche notamos que el movimiento vehicular y peatonal de la ciudad se veía apagado, qué tristes se ven las calles, nos dijimos, pues sí, ha de ser por la hora, así que continuamos hacia el lugar que previamente habíamos decidido ir, fuimos los primeros clientes en llegar, y al retirarnos solamente se habían ocupado dos mesas, ¡al salir eran las 10:15 de la noche y las calles de Torreón estaban vacías, lúgubres, estaban muertas!
¿Dónde están los vehículos?.. ¿dónde están los peatones? ¡Los secuestraron a todos! Sí, nos dijimos, la ciudad entera está secuestrada, secuestrada por la ineptitud de las que se dicen nuestras autoridades (en sus tres niveles de Gobierno), secuestrada por la negligencia de quienes se dicen nuestros representantes (diputados y senadores), secuestrada por la pasividad de nuestros sectores (cámaras) y lo peor del caso, secuestrada por nosotros mismos, por la falta de amor y cariño a nuestra ciudad, porque como sociedad no hemos sido capaces ni siquiera de organizarnos en la adopción e implementación de programas como el que se ha diseñado en otros países de: cuadra por cuadra (vecino cuida a vecino) o cualquier otro, de mayor o menor complejidad.
Preferimos escondernos y como medida de protesta nos conformamos con prender una veladora o poner un moñito blanco en el carro y otro en la puerta de la casa. ¡Por favor!
Y justamente en ese momento nos preguntamos ¿dónde quedó la herencia que nos dejaron nuestros padres?
Vidal Sánchez Rodríguez,
Torreón, Coahuila.