Ponen autos en la banqueta
Soy una mujer que trabaja cuidando una señora grande edad y enferma que vive en Torreón Jardín, por lo que tengo que pasar caminando por el bulevar Revolución y calle Dalias poniendo en peligro mi vida, ya que en el Revolución unos 25 metros antes de llegar a la Dalias hay en la banqueta una parte de construcción un anuncio y un poste que me obligan a bajar de la banqueta y caminar por la carretera y por la Dalias como a las 7 y media de la noche la banqueta está llena de carros estacionados por lo que es muy peligroso pues es una calle muy transitada.
Ojalá puedan mandar un fotógrafo y vean que no miento y que los ricos que tienen carro hacen lo que quieren con los que no tenemos dinero y tenemos que caminar, les doy las gracias por lo que puedan hacer por mí y por las demás personas que no tenemos carro.
Eva Almanza P.
Torreón, Coahuila.
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‘Afore Resistencia’
Llegó un amigo que había trabajado 35 años en una misma empresa y pidio su fondo de retiro. De inmediato el funcionario bancario le extendió la lista de requisitos que tenía que llevar. A sus 60 años la vista le fallaba, tenía diabetes, sordera en un oído y caminaba con dificultad pues la enfermedad le había afectado ya la circulación en sus pies. Su puso sus gafas y leyó; acta de nacimiento, CURP, credencial de elector, 2 fotos, último talón de cheque y comprobante de domicilio.
Al día siguiente regresó con los papeles y le dieron otra lista: fe de bautismo, de confirmación, de primera comunión, acta de matrimonio y por si las dudas un acta de divorcio y otra de defunción, -ya para que no le falte nada-. Una semana después regresó y le dijo el funcionario, ahora tráigame una carta notariada que diga que el que aparece en las fotos es usted y me la trae dentro de un año. El hombre aquél volteó a preguntar al funcionario, -oiga ¿y a qué hora vengo?, ¿por la mañana o por la tarde?
Así como están las cosas muchos trabajadores en edad de jubilarse tienen que hacer su “viacrucis” para poder recuperar lo que han ahorrado durante una vida de trabajo y que ahora, por las difíciles condiciones económicas del país, se ponen plazos cada vez más largos para retribuirles las aportaciones con sus debidos intereses. Para algunos, como el del cuento anterior, tal vez cobren primero sus esposas el seguro de vida, que ellos su seguro de retiro.
Hay que considerar que las personas de estas edades requieren se les faciliten los trámites pues es más difícil para ellos acudir durante días y hacer largas filas, se supone, deben ser ágiles cosa que en el IMSS, ISSSTE y bancos no es la característica.
Lo que no le dijeron a nuestro amigo es en cuál banco lo iba a cobrar, porque ahorita tal vez los bancos más fuertes son los bancos de niebla y los bancos de sangre.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.