El becerro de oro
Grotesco espectáculo fueron las pompas fúnebres de un extraordinario cantante y bailarín de fama mundial. Igual que en el pasaje bíblico danzaron en un macabro ritual alrededor de su cadáver, tribus y artistas y oportunistas aspirantes a alcanzar este tormentoso éxito, así como una multitud frenética admirando lo que es capaz la miseria humana de alcanzar.
Ojalá alguno de los partícipes del desenfreno haya elevado una sincera plegaria por el alma atribulada de este personaje.
Sirva de ejemplo social este lamentable acontecimiento para recapacitar que el camino de civilización que llevamos nos conduce al inminente abismo, fuimos testigos como este señor fue abatido por la misma frívola sociedad que le otorgó fama y dinero y que púnicamente sirvió para atormentarlo y destruirlo.
Es imperiosa la necesidad de rescatar la dignidad del ser humano y que los jóvenes y niños se percaten que el dinero la fama y los halagos sin la solidez de valores espirituales aniquilan a las personas a la familia y a la sociedad.
Ojalá y los medios que se engullen y solazan del mórbido y muy vendible deceso de esta luminaria, aprovechen también para sembrar a la sociedad que esta persona es un triste ejemplo de lo que no debe ser.
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
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Impunidad reyna de México
Triste el sentimiento que nos queda, después de leer la noticia de que el sistema de justicia de nuestro querido país tiene un 97% en su registro sobre impunidad, todas las esperanzas fincadas en la ceguera de la justicia, nos deprime, nos desalienta a seguir instruyendo y construyendo en los arenales o lugares fangosos de la huérfana justicia mexicana.
La justicia es un valor como la libertad, la igualdad o la responsabilidad. La justicia es el valor más importante para establecer normas.
Pero a cualquier lugar que podamos observar, estas normas serán violadas o alteradas para el beneficio de unos cuantos, esto será siempre una mancha en el blanco vestido de la justicia. Ejemplos sobran, y no quiero que el espacio se termine con una lista interminable, pero a la memoria más corta, no pasa al olvido lo acontecido en la guardería ABC de Sonora, en donde todo lo dicho anteriormente, se comprueba y este dantesco acontecimiento pasará a engrosar el porcentaje de impunidad, en todos los niveles de mexicanos que no cultivan los valores de justicia, responsabilidad, igualdad, que prefieren huir al extranjero que afrontar las consecuencias de su irresponsabilidad, pero... es la justicia mexicana.
¡Qué pena! ¡Qué poca! ¡Viva México de unos pocos! “Creo en los espíritus pigmeos, pero también creo en las almas gigantes”.
Juan B. Andrade Ramírez,
Laguna de Durango.
