La lección no aprendida
Me he preguntado infinidad de veces ¿porque no avanzamos o avanzamos muy lentamente?, y parece que estamos condicionados o aleccionados para empezar de nuevo desde el mismo punto de partida, sin aprovechar los caminos ya recorridos por otras personas que han vivido situaciones aunque distintas, con el mismo fondo que tienen todas las luchas en México, la corrupción y la impunidad.
Durante 12 años hemos denunciado el tráfico de influencias, la corrupción en general de nuestro sistema de Gobierno y el contubernio con las empresas, hemos hablado del camino recorrido, la ruta crítica del ciudadano para lograr que volteen a verte, y hemos tratado de enseñar los obstáculos que se nos han presentado, las trampas de las autoridades, las tácticas retardatarias, pero todo es inútil, parece que el dicho de que nadie escarmienta en cabeza ajena lo tienen que cumplir al pié de la letra, y entonces forzosamente tienen que recorrer el mismo camino, sin aprovechar lo que ya se ha andado por otros y poder avanzar un poco más.
Escucho a los padres de los niños de la guardería ABC, y considero, esperando equivocarme, que no se les habla con toda la honestidad requerida, no necesariamente de mala fe, sino para no quebrantar sus esperanzas, creen que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Senado, el Congreso de la República, la comisión nacional y estatal de derechos humanos, o mas bien dicho los integrantes de estas instituciones se interesarán en sus problemas, ellos están a las órdenes de los patrones, los que mueven los hilos del poder; dicen que asistirán a instancias internacionales, estas cortes o instituciones a lo que se limitan es a emitir recomendaciones mismas que no tocan la dignidad de las autoridades nacionales, simple y sencillamente porque no la tienen, las Naciones Unidas sirven a los mismos grandes corruptores, los que han ordenado las políticas económicas que han asesinado a nuestros niños, a los campesinos a los obreros, y son los que hablan sobre derechos humanos, el Banco Mundial, y el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, UNICEF etc.
Solo la solidaridad entre nosotros ciudadanos, la información, la investigación, la enseñanza y el querer aprender es lo que puede hacer que las cosas cambien, de otra manera mientras tengamos falsas esperanzas en gentes e instituciones que sirven a los intereses contra los que protestamos, seguiremos empezando de nuevo cada vez que ocurra otra tragedia sin avanzar absolutamente nada, empezando cada vez de cero. Ellos, el sistema lo saben muy bien, y nosotros no podemos aprender como funcionan ellos, a pesar de que la lección la hemos recibido infinidad de veces.
Aquí se puede ver la sinceridad de las organizaciones sindicales, que empiecen por enseñar a sus obreros a defenderse, cuales son sus derechos, a que ellos, no los padres sino los sindicatos vigilen en que condiciones están los niños de los obreros, pero mejor aún que obliguen a las autoridades a cumplir con la Ley y dejen de subrogar la asistencia social, si no, no tienen razón de ser.
Respetuosamente.
Rosa María ÓLeary
Ciudadanos por el Cambio Democrático.