¡Auxilio señor gobernador!
Se supone que somos un país de leyes y reglamentos, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos enumera una serie de artículos los cuales norman la convivencia entre los ciudadanos y nos somete a todos a cumplir con ella, so pena de, también así lo estipula la Carta Magna, ser castigados física o administrativamente.
En mi Ciudad que es Francisco I. Madero, Coahuila, esto es cosa del pasado, es algo surrealista donde lo más increíble pasa y no causa ningún asombro, y para muestra un ramo de botones:
¿En qué ciudad de la República Mexicana, que se digne de serlo, los automóviles particulares y taxis, toman como estacionamiento las calles y lo hacen en doble fila, ante la complacencia de la autoridad y la molestia de la mayoría de los ciudadanos; cuando algunos comerciantes, sobre todo foráneos, tienen “cajones exclusivos” sin que paguen un solo cinco a la tesorería municipal por este concepto; cuando el único semáforo con el que contamos se lo pasen por “el arco del triunfo” muchos ciudadanos inconscientes y no se haga nada para remediarlo; cuando noche con noche el bulevar Madero, principal acceso a la ciudad, es utilizado por coches y motocicletas como pista de carreras sin que la autoridad correspondiente tome cartas en el asunto?
Se ha registrado una serie de robos en comercios establecidos y los mismos comerciantes se están protegiendo ante la ausencia de autoridad, la creciente invasión de comerciantes foráneos que toman nuestras banquetas, que no pagan ningún impuesto y afectan al comercio establecido.
El cierre de empresas y comercios y el desempleo rampante que nos afecta desde principio de año y lo más grave, la falta de propuestas por parte de la autoridad para atraer fuentes de empleo.
El problema tan fuerte en el medio rural, donde los ejidos se han vuelto proveedores de mano de obra barata para las empresas capitalistas de Torreón y Gómez Palacio, sin mencionar que muchos se han ido a trabajar a las diferentes fronteras del país.
Los campesinos sufren, como siempre, la voracidad de algunos pequeños propietarios, al pagarles a precios de miseria sus cosechas (algodón, maíz y sorgo).
La Presidencia Municipal se ha vuelto un negocio familiar donde muchos de los funcionarios tienen en la nómina a toda la parentela y otros ni siquiera se presentan a trabajar, únicamente los días 15 y 30 cobran su sueldo que el sufrido pueblo les paga por hacer nada.
Esto es sólo una pequeña parte de todo lo que pasa en este pueblo en el cual tengo viviendo 44 años, los mismos que tengo de vida y que hacía mucho tiempo no veía tan desordenado.
Le suplico señor gobernador Humberto Moreira que nos ayude, de todo corazón se lo ruego por el bien de este querido pueblo.
José Álvarez Echeribel,
Francisco I. Madero, Coahuila.
