Riesgo de un estallido social
El titular de la Sedesol ha declarado acertadamente que en México existe el riesgo de un estallido social y no lo dice a pregunta expresa, sino porque es inocultable y él contradice los pronósticos que tanto publicita el presidente Calderón respecto a que todo va bien y que la crisis se está controlando porque “los números que él maneja” así lo indican. A 3 años de este Gobierno y a nueve de que el PAN llegó a Los Pinos, los índices sociales y económicos han ido en retroceso y en detrimento de la economía de la mayoría de los mexicanos y de la paz social por añadidura.
El desempleo galopante, los salarios disminuidos, los ricos cada día más ricos y los pobres creciendo en número; el ahorro de los trabajadores para el retiro desgastándose en más de cien mil millones de pesos -sólo de junio a la fecha-, la violencia y la delincuencia en creciente por la militarización errónea que nuestro Gobierno ha implantado y la incompetencia del Gobierno en el gobernar y la de los empresarios por producir bienes y empleos, son apenas unas de las causas por las que el estallido social en nuestro país está en el umbral más alto en los últimos 70 años.
El PRI que cogobernará los próximos tres años y seguramente gobernará el país del 2012 al 2018, dadas las circunstancias, no es precisamente una garantía para evitar el estallido social, empero, por la experiencia de muchos de sus cuadros políticos, es probable que el estigma de un levantamiento social pacífico o violento se diluya con un nuevo accionar político que revierta las causas de este deterioro general que nuestra nación ha experimentado en los últimos nueve años.
Me preocupa lo que dice el titular de Sedesol y, más aún, lo que dijo hace cinco días ante una comisión de Desarrollo Social del Poder Legislativo, presidida por Héctor Hugo Olivares Ventura, diputado federal que siendo senador de la República le dio la puntilla al Banrural con un Grosso Montemayor y un Oyarzábal al frente, en La Laguna, al grado que quebraron lo poco que quedaba del banco y depauperizaron a los ejidatarios al tiempo en que ellos -Olivares Ventura y asociados- se enriquecían desmesuradamente.
Me preocupa entonces, sobremanera, que el PRI con tantos cuadros políticos con experiencia no pueda mantener al margen a esa caterva de políticos experimentados en el latrocinio, el tráfico de influencias al servicio de los grandes capitales del país y las trasnacionales y el dilapidar el erario en propaganda inútil, nómina burocrática y gasto corriente, en lugar de atender en primerísimo lugar las causas sociales.
Augusto Hugo Peña D.
Torreón, Coahuila.