Treinta millones
El virus de la muerte no se ha podido detener; el Sida afecta a más de 30 millones de personas en todo el mundo. La Iglesia Católica se ocupa del 26% de los enfermos de Sida.
En África los contagiados son atendidos, en gran parte, por instituciones católicas. Sacerdotes, religiosos y laicos atienden a las viudas del Sida, a los millones de huérfanos del virus y a los enfermos terminales de esta pandemia.
La fidelidad, la abstinencia, la espera hasta el matrimonio, la monogamia, la abstención del uso de drogas, la evitación de cicatrices rituales realizadas con material contaminado. A través de estas medidas millones de familias en el mundo están sanas.
ONUSIDA, confirma que el 24% de las organizaciones humanitarias dedicadas a los portadores del virus de la muerte está apoyado por estructuras católicas. En Ginebra, y organizado por la confederación de las Cáritas Católicas, con sede en el Vaticano, estudiaron los modos de aumentar los recursos y la cooperación en la lucha contra el Sida.
Gabriel Roselló.
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Critican servicio del transporte público
Los que somos usuarios del transporte urbano no acabamos de explicarnos cómo es que se presume de modernización en ese rubro.
La introducción de nuevas unidades no significa un servicio mejor.
Es un verdadero riesgo el utilizar un autobús de cualquier ruta, pues tanto al subir, al pagar, al caminar hacia el asiento y al bajar, tiene uno que luchar con las tremendas fuerzas cinéticas o de movimiento generadas por el bamboleo del mismo durante todo el trayecto.
Al subir y durante el pago del viaje, ya con camión en movimiento, el pasajero se tiene que agarrar con todas sus fuerzas de donde sea, ya que el arranque y el aventón hacia atrás son de lo más peligroso; así mismo durante el recorrido hacia cualquier asiento, pues a causa de las velocidades de vértigo del algunas unidades, es igual de riesgoso para quien no aplique toda la fuerza de agarre de sus manos, sobre todo a la hora de bajar.
Todos por igual, mujeres, hombres, madres con familia y ancianos, corremos un grave peligro durante los viajes cotidianos a cualquier parte a bordo nuestro “Transporte de primera”.
Si usted está leyendo estas líneas y es chofer, concesionario, o es autoridad en esto de las rutas urbanas, haga algo para acabar de tajo con la mala constumbre de jugar a los dados con el pasajero dentro de camión. No es divertido.
Anónimo.