Responsabilizan a autoridades por posibles accidentes en Senderos
En múltiples ocasiones, diferentes personas han hecho la denuncia del peligroso crucero para acceder a los fraccionamientos Hacienda del Rosario (a la izquierda) y Senderos y varias colonias (a la derecha) circulando por la carretera a San Pedro, poco antes de llegar al nuevo estadio TSM. Son muchos los accidentes que se han presentado sin que ninguna autoridad haya hecho algo al respecto para evitarlos.
Los vehículos circulan a más de cien kilómetros por hora en ambos sentidos y el dar vuelta a la izquierda o salir de Senderos, así como los que salen de Hacienda El Rosario que se dirigen al oriente, genera un caos vial que ya ha provocado muchos accidentes y que pueden llegar a ser de mayores consecuencias, como ha sucedido en esa carretera a San Pedro (recuerden los camionazos con una pipa de leche en el Ejido Lázaro Cárdenas y muchos otros que han cubierto de luto a muchas familias de La Laguna).
Autoridades correspondientes: ¿qué esperan para colocar aunque sea un semáforo, como ya existe en Las Isabeles o en El Fresno, o bien algún señalamiento que indique los máximos de velocidad o que le dé orden a la forma de cruzar?, ya que cada quien hace lo que le viene en gana. Existen muchos peatones trabajadores que tienen que cruzar a pie a los diferentes fraccionamientos poniendo en riesgo su vida.
Hacemos esta denuncia ciudadana para hacer responsables a las autoridades de las fatales consecuencias que puedan llegar a suceder.
María Guadalupe Urbina López,
Torreón, Coahuila.
***
‘Se las ingeniaron’
No cabe duda que cuando el pueblo quiere, se puede.
Esto les pasó a las autoridades de Lerdo y Gómez Palacio cuando días antes habían anunciado que no se permitiría meter agua a los panteones. Días después dijeron que tan sólo para beber.
Esto motivó y dio qué pensar de que si en otros años drásticamente impidieron el acceso y uso del vital líquido, aun para beber, ahora se hicieran de la vista gorda dejando sin ninguna vigilancia los panteones municipales para tal efecto.
No sé en Lerdo, pero en Gómez a la entrada del panteón había un gran remolque de una compañía refresquera de letras cursivas blancas y pintado en rojo que vendió sus productos a los sedientos visitantes: de cola, naranja, fresa y para quien no quería refresco atínele usted qué más vendía... ¡agua!, embotellada, claro, en medida de litro y medio. Es decir, si esta empresa pudo, ¿por qué el público entonces no podía meter agua? ¿Por qué $ería?
De esta manera la gente pagaba sus doce pesitos y vaciaba en los jarrones el agua que era “para beber”.
Pero para no entrar en discusiones bizantinas, pues es mejor decir ahora que “se las ingeniaron” para abrir llaves, rotar mangueras y llevar agua para las flores de los santos difuntos. ¡Ah gente tan ingeniosa!
No sé qué me causa más risa: si el ingenio de la gente o la ingenuidad de las autoridades que piensan que los ingenuos somos nosotros para creer tal declaración; lo que sí es que ahora, (dicen) va a abatizar tumba por tumba, jarrón por jarrón, el agua depositada en ellos para combatir al mosquito del dengue. Ahora sí me carcajeo. ¿No sería más lógico haber abatizado el agua en piletas y de ahí dar al público?
Ahora irán a interrumpir el sueño de los que descansan en el santo sepulcro con la maquinita que avienta más ruido que líquido contra el mosco. Dicen que el flojo trabaja doble.
M. G. Rivera
Gómez Palacio, Durango.
