México y el aborto
En estos días en que muchos temas nos son comunes, como la celebración de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, nuestra pugna contra los diputados plurinominales y la eliminación de los mismos (cuestión que hay que analizar con detenimiento) y muchos temas más, hay uno en el que en particular nos polariza y nos divide en términos tan ridículos, que las posiciones que asumimos no nos llevan a darle una salida a un tema que desde mi perspectiva merece apostarle al arte de ponernos de acuerdo, y ese tema es el aborto.
Cada quien es responsable de sus opiniones y puntos de vista al respecto, pero creo que hemos caído en la ramplona posición de aceptarlo o rechazarlo sin analizar en ninguno de los sentidos los pros y contras que tiene una idea que para cualquier ser humano debe ser difícil.
En días pasados Gómez Mont puso en la mesa su postura, así mismo la jerarquía católica, pero también lo hicieron grupos de izquierda que abiertamente apoyan la práctica del aborto como opción de liberación de la toma de decisiones de las mujeres.
El aborto como tema debe ser un llamado a ser tratado con franqueza y con altura de miras. Los políticos que dirigen la vida nacional están obligados a escuchar y plantear sus posiciones en el mayor ambiente de respeto y garantías de libertad, para que de esta forma tengamos legislaciones coherentes con nuestra realidad nacional y mundial.
Posiciones tan radicales como “eliminaremos las ideologías de derecha que quieren arrebatar a las mujeres su derecho a decidir”, emitidas en el portal web de la campaña de Obama, hasta posturas radicales como las de la organización Pro-vida, no abonan nada en una realidad mundial que requiere ya una solución a este respecto.
En lo particular yo no pido que nos opongamos al aborto como posición derechista y radical, sino que hablemos de tema de manera equilibrada, y que tampoco atribuyan a quienes se oponen al aborto una posición contra las mujeres.
Obama habla de ese “terreno común” en cuanto al tema del aborto, y logró hacer sinergia con Benedicto XVI, quienes con “realismo político” trataron el tema cada quien en su posición, pero con la mira puesta de que ni uno está en una posición contraria a la vida, pero que tampoco considere el otro, una posición tan radical de oponerse por oponerse nada más.
Obama y Benedicto XVI le demostraron al mundo que es posible hablar y ponerse de acuerdo en un tema tan controvertido como el aborto, que en un ambiente de respeto se puede llegar a coincidir en terrenos comunes.
Los dirigente políticos de este país tienen la última palabra, pero no los dejemos solos, por que el tema es tan importante y trascendental para nuestra vida futura, que solos no van a poder. (Carta resumida).
Jesús Alfonso Tafoya Aguilar
