Ante la ya inminente toma de protesta de los candidatos elegidos para gobernar las diferentes Delegaciones de esta capital, el proceso sigue atorado. Inconformidades difíciles de conciliar dividen a los vecinos, las cuentas no salen, los votos no cuentan y los ciudadanos no sabemos ni para dónde hacernos. Al tal Juanito, o le llegaron al precio o le apretaron las tuercas, pero el caso es que se arrojó al basurero político sólo cuatro días antes de su nombramiento como Delegado de Ixtapalapa, cediendo su mandato a una señora que ni siquiera es de su mismo Partido y dejando colgados de la brocha a quienes le dieron el voto.
Las Juanitas por su parte, cederán a sus amos el mandato que les otorgó la mayoría, y lo único seguro es que el costo de tanto atoro recaerá como siempre en la ciudadanía. Se esperan problemas; y por si algo faltaba para disparar mi ansiedad, en el curso de esta semana he recibido tres correos en los que muy encabritados, los corresponsales me lapidan. "Usted odia, y con sus notas siembra el odio" dice uno. "Yo pago por el periódico y le exijo
Lástima porque ya no podrá enterarse de que al contrario de lo que él piensa, los hombres me gustan muchísimo, especialmente los que no temen mostrar sus debilidades ni se sienten amenazados por las mujeres autosuficientes, los que saben usar la cabeza, pero también las manos, los que no se aplatanan frente al televisor, porque para mal o para bien, eligen la vida real, los que no temen reírse de sí mismos, y por supuesto los hombres buenos, nobles, caballerosos; que desgraciadamente están en proceso de extinción. Si los lectores que me apedrean por correo no caben en estas definiciones, lo siento por ellos.