LAS OFICINAS de la sede del PRI estaban la noche del domingo pasado muy tranquilas. Su dirigente nacional, Beatriz Paredes no mandó traer mariachis ni música norteña a los estacionamientos de Insurgentes Norte. Quizá estaba recordando aquella trágica jornada electoral del 2006, cuando el partido de los tres colores se había hundido hasta ser la tercera fuerza política en la cámara de Diputados.
SE SUSPENDIERON los festejos y las celebraciones adelantadas. Beatriz Paredes en su conferencia de prensa anunció que el PRI había ganado todos los distritos en los estados Coahuila, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas, Sinaloa, Guerrero, Puebla y Yucatán.
PENSANDO quizá en todo lo que había manipulado el señor Martínez del PAN durante la campaña, a base de insultos y descalificaciones que logró subir a You Tube con una serie de chistoretes y videos de mal gusto, dijo: Los resultados ratifican "Que México es un país que quiere propuestas y rechaza las descalificaciones".
EL PUEBLO le cobró al PAN y al presidente Felipe Calderón una serie de facturas pendientes; muy principalmente el asunto de la inseguridad, la impunidad y la incapacidad para poner bajo la Ley a los señores del crimen organizado. También le cobró el pueblo al presidente, la crisis económica que abate a las clases más desposeídas de este país y muy directamente viene destruyendo a lo que quedó de la clase media.
LOS JÓVENES EGRESADOS de los centros universitarios y tecnológicos, ya no saben qué hacer con su títulos profesional: si colgarlo en el baño o tirarlo a la basura. Pues la realidad es que las oportunidades se les han negado a miles de cientos de jóvenes profesionistas. Pero como una triste paradoja, el que se había promovido como el presidente del empleo, ha resultado el presidente del desempleo.
DECÍAN LOS GRIEGOS: La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana. Esto viene al caso con relación al señor Martínez, ex presidente nacional del PAN, quien apenas hoy martes empieza su triste, lenta, dolorosa agonía. La clase gobernante, muy especialmente el presidente Calderón ya le está pidiendo en estos momentos explicaciones y rendimientos de cuentas sobre los resultados electorales del 5 de julio. También la clase política del PAN, sus dirigentes, patrocinadores, sus diputados, senadores están demandándoles una explicación creíble sobre la caída libre del partido azul.
QUEDA ENTONCES A LA NUEVA Cámara de Diputados la agenda de las grandes reformas que demanda este país, que de no hacerse en un tiempo perentorio, el daño social, político y económico para México sería ya irreversible.
LA NUEVA CÁMARA deberá atender el reclamo de ese 6%, de los votos nulos o anulados, que emitió la ciudadanía como acto de protesta y de su hartazgo e insatisfacción en contra de los legisladores por sus conductas, sus gastos, su falta de atención directa a los representados y la sumisión incondicional a los partidos que los postularon, y no a los que los eligieron. Ese reclamo deberá también formar parte de la agenda legislativa.
POR LO PRONTO y como se ven las cosas, las grandes reformas estructurales que son necesarias al estado mexicano, se encuentran ahora en manos de los diputados de los tres colores, que serán sin duda la mayoría absoluta en la Cámara y su alianza con el Partido Verde Ecologista. La negociación de los grandes temas nacionales parece que ya no se perderá en disputas entre aristotélicos, iluminados, ortodoxos a ultranza, o entre radicales de extrema intransigentes ya de derecha ya de izquierda, o entre soliloquios de lucimiento personal tanto de los propios partidos como entre sus diputados.
TIENE AHORA el partido mayoritario en la Cámara la gran oportunidad de poner en acción y hacer realidad los proyectos de la reforma del estado; la de aterrizar la recuperación económica de este país y la de atender al reclamo de ese 6% de la población electoral que voto o anulo su voto. Tiene ahora en su manos, reformar la composición de las Cámaras, reestructurar al IFE y poner en su lugar a los partidos políticos, que con el tiempo, han convertido al sistema político nacional, en una peligrosa partidocracia.