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GENTE ASÍ EL SÍNDROME DE ESQUILO

VICENTE ALFONSO

A medio siglo de haber presentado su primer libro de cuentos, titulado La Polvareda, Vicente Leñero nos entrega Gente Así, cuentario con el que -arquitecto a fin de cuentas- tiende puentes hacia esa primera publicación.

Pluma imprescindible en la literatura mexicana, Leñero nació en Guadalajara en 1933. Además de escritor ha sido ingeniero, periodista, guionista de cine, de radio y de televisión. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1961, 1963) y de la Fundación Guggenheim (1967).

Ha obtenido, entre otros premios, el Juan Ruiz de Alarcón en 1969 y 1979, el de Literatura Mazatlán en 1987 y el Nacional de Literatura en 2001. Entre sus novelas más destacadas están Los Albañiles (1963, Premio Biblioteca Breve Seix Barral), Estudio Q (1972), Los Periodistas (1978) y La Vida que se Va (1999).

Puestos uno frente a otro, Gente Así y La Polvareda muestran la variedad de temas que obsesionan a su autor. En las páginas de ambos -como en la vasta obra que hay entre los dos títulos- habitan albañiles, sacerdotes, escritores, obreros, periodistas y jugadores de beisbol.

Si La polvareda comienza con el relato del mismo nombre escrito en clave rulfiana, Gente Así arranca con La Cordillera, cuento en el que un joven estudiante de letras copia el estilo de Rulfo y acaba la novela inconclusa del autor de Pedro Páramo.

Si hace cincuenta años El Albañil Muerto era una exploración que anunciaba lo que años más tarde sería Los Albañiles (Premio Seix Barral 1963), A la manera de O'Henry es un cuento que toma como pretexto una historia de albañiles para hacer un inteligente juego con el autor estadounidense. Y si La polvareda incluye Navidad en el Cerro, como una variación del nacimiento de Jesucristo, Gente Así contiene Belén, cuento con final sorpresivo que reconstruye, también con alteraciones, la historia bíblica.

Ajedrez y beisbol son quizá los únicos temas que no aparecen ni siquiera mencionados en la ópera prima y que después se volverán una constante en la obra de Leñero.

Del contrapunto que forman La Polvareda y Gente Así podemos sacar en claro que aquel Vicente Leñero que tecleó con ansias sus primeros cuentos en la Rémington de su hermano Armando ha sido fiel a sus obsesiones, de las cuales la primera es el impulso creador.

También es claro que ha sido fiel a sus temas. La diferencia es que ahora, medio siglo después, aquel joven ha producido una extensa obra y a fuerza de convivir con las palabras ha logrado arrancarles los secretos del oficio.

De Gente Así destaca en primer lugar lo atractivo de las historias que contiene: relatos que se leen de un tirón, páginas que atrapan a los lectores. En ambientes descritos con precisión y eficacia se mueve una turba de personajes que habitan en distintos momentos y en distintas latitudes, pero que se arrastran hacia finales fatídicos movidos por el rencor o por el sentimiento de culpa.

Diálogos escritos con un oído bien temperado que reproducen con envidiable naturalidad las formas de hablar y que fluyen con una sencillez lograda a base de trabajo.

Gente Así es un magnífico libro porque, además de aplicar las herramientas de la narrativa, Leñero enriquece sus libros con elementos del teatro, del periodismo, del cine y hasta del ajedrez. Y también porque el autor desafía el carácter ficcional de la literatura: las diecisiete historias que contiene están construidas a caballo entre la realidad y la fantasía.

¿Qué es realidad y qué no lo es en estas líneas apuntaladas en el mundo por medio de personajes como Julio Scherer, José Emilio Pacheco, Manuel Arango o Gael García Bernal?

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